Carta del inicio. Chūya

713 107 11
                                    

"Quisiera volver a aquellos ayeres en donde todo era diferente. Desearía regresar a esos días en los que los problemas se solucionaban con una simple sonrisa o un apretón de manos. Quisiera que el tiempo retrocediera y poder estar contigo una vez más para hablar, reír y jugar cómo solíamos hacerlo. Aunque lo que más quisiera es lograr volver a aquel día en el que te conocí, quisiera ser capaz de retornar  al día en que con una simple mirada me robaste el alma."

La noche fue pesada

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

La noche fue pesada. Ayer me fue imposible el dormir y todo gracias a una molesta persona que últimamente ronda por mi cabeza y mi vida y no sabe lo agobiante que es eso.

Mientras estaba en mi cama y veía en mi reloj las horas pasar recordé que hace años igual padecía de insomnio.
A mí mente vinieron aquellos primeros días en la Mafia, en los que todo era nuevo, misterioso y más que nada tenebroso.

Pude recordar el cómo me mantuve despierto por casi una semana, no podía dormir, más bien no quería hacerlo porque sentía que si cerraba los ojos, aunque fuera por un instante, mi vida acabaría. Eso le causó grandes problemas a Mori, así que creyó que me sería más fácil acostumbrarme a mi nuevo mundo si estaba con alguien como yo. Grave error.

¿Aún lo recordaras, idiota? Supongo que sí porque al menos yo no logro olvidar la manera en la que nos conocimos. Lo recuerdo tan bien que me enferma el simple hecho de hacerlo. Al inicio parecías ser un niño dulce, amable, tierno y hasta simpático, pero con el tiempo me di cuenta que eras un maniático suicida, idiota, manipulador y sádico. ¿A dónde se fue ese pequeño que me extendió la mano con una sonrisa y me hizo sentir bienvenido en aquella lúgubre cueva sin salida? No lo sabía, aunque tal vez nunca existió, o eso creía. No quiero ni pensar en qué fue de ti antes de conocerme. Supongo que pasaste por las peores cosas, y lo peor de todo fue que lo soportaste completamente solo. Lo siento por eso, lamento no haber llegado antes para aligerar tu carga.

Aún pienso en aquellos tiempos y no lo negaré, cuando lo hago una media sonrisa se refleja en mi rostro. Sin embargo, el recuerdo más preciado para mí de nuestra infancia fue la primera vez que se nos permitió jugar juntos. Como era de esperarse, hicimos un tremendo caos y terminamos peleados, nada fuera de lo normal mas lo que me hace atesorarlo tanto fue el hecho de que ese día me defendieras de nuestro severo castigo.

Ya lo he dicho antes y lo seguiré diciendo, una de las razones por las que decidí entrenar tan duro fue para ser capaz de defenderte. Nunca olvidaré aquel día, por mucho que intentaron castigarme no lo permitiste e hiciste todo lo posible para protegerme, incluso si eso aumentaba tus heridas no te importo en lo absoluto. Ese día comprendí que el dulce niño que conocí y el cual me trató de animar estaba ahí, delante de mí y que nunca se había ido, simplemente se negaba a ser descubierto por miedo a parecer débil.

El niño ya ha crecido y se ha convertido en un adulto triste y solitario que a pesar de estar rodeado de gente que le estima y quiere, no se permite el abrir su corazón.

Dime, ¿crees que ese niño me dejaría volver a verlo una vez más, justo cómo aquel día en el que nos conocíamos?

Cartas no enviadasWhere stories live. Discover now