Capítulo 8.- Perdón.

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Pase una semana agradable; mis primos, se estaban de a poco acercando a mí, aunque suene raro, me estaban empezado agradar la protección de seis chicos.

Escuche el sonido de mi alarma, era sábado y no sabía por qué la tenía puesta. Me desperté con sueño, había ido directamente a la ducha y tuve que ducharme con agua helada debido a que mis primos habían agotado el gas porque se habían dado unas largas duchas de bienvenida a su nueva hogar, a mí no me hacen tontas, estaban necesitados.

Al llegar a la cocina me tope que estaban mis primos y Mamá todos estaban desayunando.

—Hola Mamá, Jorge, Martin, Alonso, David, Derek y Nicolás, muchos nombres hacen que me maree — dije al verlos a todos.

Se escucharon sus risas levemente, mientras ella se levantaba para servirme el desayuno en la mesa.

—Gracias —le digo como todos la mañanas y le doy un beso en la mejilla.

—Que tierna escena —comenta Nicolás comiendo sus tostadas.

—Se ven lindas —comenta Martin para recibir mi mirada asesina.

—No —le digo mirándolo.

—Si —me dice.

—El pan es estaba bueno —comento Martin mientras miraba a mi madre.

—Sí, lo he comprado en una tienda por aquí cerca, Jorge me acompaño —dice ella mirándonos mientras sentaba.

—Ella es mía —le digo arisca acercándome él.

Mi madre abrió los ojos y miro, Jorge me sonrió para después darme un beso en la frente.

—Celosa —me dice tranquilamente.

Él sonido molesto de mis primos hizo que me tragara el desayuno para no sentir sus voces. Ya cuando habían terminado ellos habían comenzado a limpiar mi casa. Mientras me lavaba los dientes me pude fijar que estaban tres ahí mirándome y los otros tres de seguro limpiando.

—¿Eres algo pesada? —me pregunta Martin

—No —le digo rápidamente.

Después de aquello fue directamente donde mi madre, quien lavaba los trastes del desayuno. En seguida saco un paño para ayudarla. Al otro lado de ella Nicolás también ayudándola.

—¿Iremos al centro comercial? —pregunto secando los platos.

Mi madre me mira algo extraña.

—No creo mi niña —me dice mientras le pasaba a Nicolás los platos.

—Pero mamá... —alargue la palabra para mirarla.

—¿A que irán al centro comercial?

—Nada —le contesto rápido y mi primo me saca la lengua.

Seduciendo a una nerd ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora