Justin es un chico increíble en todos los aspectos, de esa misma forma puede pensar y ver más allá que un hombre normal, sabe que a la chica que ama puede transfórmala con su amor hasta lograr la mujer que él desea.
Pero a pesar de todo, tiene un...
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Domingo.
Este era el día donde tendría que ir con las chicas al centro comercial, para realizarme el ansiado y esperado cambio de look; peluquería, oculista y tiendas. Las chicas habían organizado todo con el fin de ayudarme en mi cambio. Jamás en toda mi corta había hecho un cambio tan radical y sé que esto no me haría nada mala; era hora de crecer.
Solamente había pasado un día desde que Justin y yo éramos oficialmente novios. Eso me hacia sonreír como estúpida mientas miraba el cielo de mi habitación. Ni él ni mis primos saben lo que haría este día. De hecho, de que Justin me pidiera noviazgo no estaba entre mis planes pero es así la vida.
Sentí como Justin se incorporaba en mis sabanas, al instante en mis labios se formó una sonrisa, me abrazo y me removí de mi puesto debido a que él coloco su mano en mi pierna.
—¿Qué trama señor Bieber? —pregunto algo coqueta.
—Nada —él susurra casi en mi oído. Justin se mantuvo quieto mientras su cabeza estaba escondida en mi cuello.
—¿Y esa mano? —pregunto casi para susurro. Justin suelta una risilla suave que hace que sentía ternura por aquel gesto
—Son tus encantos mi amor —dice él para alejarse un poco de mí. Miro a Justin. Él rápidamente me da unos pequeños besos en los labios.
—Tengo que ir a bañarme —le digo a él entre aquellos besos pequeños.
—¿Puedo ir contigo? —su pregunta coqueta hace que niegue al instante.
—No —respondo para salir de mi cama. Veo a Justin quien me sigue mirando
—¿Algún día? —me pregunta.
—Algún día —le contesto.
Tome mis cosas para vestirme en el baño después de la ducha que me iba a dar, ya que no pensaba que Justin viera mis cosas personales, aún no, solo llevábamos un día de novios.
Tome una ducha temperada, me demore quince minutos. Cuando salí del baño ya vestida, Justin no estaba en mi habitación asique saque por deducción que estaba con todos abajo. Y así fue, Justin estaba en la cocina con la compañía de todos, cuando digo todos me refiero a mis primos, sus novias y mi madre.
—Hola a todos —digo observándonos mientras me dirigía a sentar en unos de los puestos. Algunos me responden el saludo mientras otros seguían comiendo su desayuno.
—Ya sabe tu mamá —dice Sanda al sentarse a mi lado.
—Me han contado todo el plan —susurra mi madre pasando con un tarro de manjar por nuestro lado.
—¿Te parece? —le pregunto mientras veo que ella prueba el manjar del tarro.
—Yo te apoyo en todo —me dice y sigue chupando la cuchara.
