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-Un día, simplemente lo vi.

-¿A quién?

-A Señor Conejo. Estaba en un camión de mercancías. De un negocio de flores. ¡Señor Conejo trabajaba en una maldita florería!

Seguí al camión hasta la ubicación del negocio.

Me sentí realizada.

BésameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora