Bésame

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-Pero...

-Mamá. Alexander murió en un accidente. Estaba regresando por ti.

-Pero...- las lágrimas brotaron de los ojos de Anne.

-Te amaba de verdad. Te perdonó. Y yo también te perdono, porque eres mi mamá

-Oh, Dios.

El corazón de William latía a mil por hora.

-Te quiero mamá.

-¿Me quieres aunque esté loca?

-Sí...

Anne no paraba de llorar.

-Hijo mío.

William abrazó a su madre.

-Debes irte. No quieres verme morir.

-Mamá.

-Vete, no quiero que veas esto.

William le dio un beso en la gente, y poco a poco se fue alejando de ella, llorando también.

Salió del cuarto empapado en lágrimas, y pasado un minuto hubo fuertes gritos de alegría fuera de la prisión. Todos celebraban.

William no pudo evitarlo, y acechó en el cuarto para echar un último vistazo a su madre.

Ella tenía los ojos bien cerrados, y la sonrisa más sincera que pueda existir. La sonrisa más feliz del mundo.

Anne estaba muerta.

Muerta para siempre.