La virtualización de la inconsciencia.

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Lo que Facebook hizo el 13/11.

Hasta que Facebook activó el llamado «self-check» tras la masacre en París todo iba bien. Pero cuando sugirió a sus más de mil millones de usuarios que actualizaran tu foto de perfil con los colores de la bandera francesa en apoyo al pueblo parisino, las cosas ya no encajaban.

Si fuiste de los que cambió su foto de perfil bien. Si no la cambiaste. Bien. Lo pasado pasado. El asunto importante no es si tú o yo, u otros miles, o quizá millones de usuarios de Facebook, cambiaron o no su foto de perfil. El asunto es si vamos a permitir que Facebook, o cualquier red social, se convierta en el futuro, en director de la «inconsciencia» de sus miles de millones de usuarios.

La lucha contra la inconsciencia es individual, y se gana centímetro a centímetro. Las masas nunca se harán menos inconscientes por decreto. No es tan fácil como un simple click del mouse y ya. Esforzarse día a día en ser menos inconsciente es una tarea individual, ardua, intransferible, muchas veces imposible de hacer, y desde luego, no colectiva.

No tienes ningún mérito si sucumbiste al anzuelo que Facebook arrojó a sus miles de millones de usuarios el 13/11 y cambiaste tu foto de perfil. Sobre todo si no vives en Francia. Pero tampoco tienes ningún mérito si hiciste lo mismo y vives en París. Eres una carnada más. Te dejaste llevar por la euforia de los demás peces. Te arrastró el "inconsciente colectivo".

Quizá te identificas con «los principios de la ilustración». Pero la libertad humana sólo surge si puedes decir NO. Si alguien te ofrece un «botón rojo» y tú no puedes resistir la tentación de no presionarlo, entonces no eres libre. Eres un robot. Yo no me identifico con «los principios de la ilustración». Porque Yo no me identifico con nada. Ni siquiera puedo decir que me identifico conmigo mismo.

En fin. Que me gustaría charlar con un médico sin fronteras. ¿Conoces alguno?

Fisiología de un BudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora