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–YoonGi, ¿me podrías pasar otra lata de pintura? –pregunta NamJoon, apartando su flequillo de lado, ya que se le estaba pegando a su frente por el sudor.

–¿Qué acaso tú no puedes hacerlo? –pregunté de mala forma. 

Teníamos la mala costumbre de ir por allí en los barrios de Seúl haciendo graffiti. Lo hacíamos casi todos los días, exponiéndonos siempre a que la policía nos agarrara. 

–¡YoonGi! ¡No seas grosero y ayuda a Joonie! –habló SeokJin con un claro fastidio por mis actitudes, su mirada se paseaba entre NamJoon, la lata y yo.

–¿Por qué no le ayudas tú, Hyung? –le respondí alzando la ceja–. Está más que claro que tú siempre estás más que dispuesto en ese aspecto... –digo, con una clara doble intención en aquella frase, la cual solamente NamJoon no captó–. Aparte, estoy algo ocupado...

SeokJin apartó la mirada y trató de ocultar su rojo rostro, claro producto de que entendió la frase. Mientras, JungKook y TaeHyung disimulaban las carcajadas que amenazaban con salir.

Los sentimientos de SeokJin hacia NamJoon eran bastante obvios: siempre que hablaba con él se sonrojaba ligeramente y sus orejas se ponían rojas, lo invitaba a salir a menudo, lo elogiaba por ser buen estudiante y le compraba comida cada vez que le pagaban en el trabajo; cada que le preguntamos por qué lo consiente tanto, Jin cambiaba de tema drásticamente. Todos lo sabíamos, todos menos NamJoon. El pobrecito era bastante despistado. 

–Lo ayudaría, pero... –miró hacia los lados buscando un pretexto. Su mirada se fijó en HoSeok, quién estaba absorto en su graffiti y con los audífonos puestos a todo volumen–...estoy ayudando a Hoseok –disimuló una sonrisa.

–Si tanto insistes –me limité a rodar los ojos y a hacerle un gesto grosero a sus espaldas.

–Tranquilo, Hyung. Sabemos que sigues un poco molesto con nosotros por perder tu última pelea, pero sabes que no es nuestra culpa y...–JungKook habló esta vez en voz baja, sólo para que no me alterara un poco más de lo que ya estaba.

–¿Qué no es su culpa? –suspiré resignado, apretándome el puente de la nariz– ¡Ustedes hicieron cansarme! –casi grité. Y después imité la gruesa voz de Taehyung–. "Oh, sí Hyung, te pondremos entrenamiento físico para que rindas en tu próxima pelea" –después imité la voz de JungKook, dirigiéndome a él–. "Ahora da diez vueltas en toda la calle" –le miré incrédulo.

Gracias a ellos perdí la pelea callejera más importante que probablemente pueda tener en este año. Perdí una gran suma de dinero, y también fue la primera pelea que perdí en años. Me volteé y apoyé mi pie en la pared, con mi espalda pegada al concreto de esta, era un hábito mío, el cual era casi incorregible.

–Ay vamos... no es tan malo. La próxima semana tendrás la revancha –TaeHyung alzó sus hombros restándole importancia.

–Muéranse –les contesté e inconscientemente arrugué mi nariz.

–En eso estamos, pero creemos que tú morirás primero si sigues actuando como un anciano que se enoja por todo –el descarado de NamJoon dijo–. Ahora, si no te molesta, ¿me puedes pasar el bote de pintura?

–No me tienen respeto ni porque soy su líder –murmuré para mis adentros, con fingida decepción.

Suspiré. No podía contra estos chicos, eran prácticamente incorregibles, y tampoco era como si quisiera corregirlos. Dejé el graffiti que estaba haciendo, me acerqué a mi mochila para sacar una lata de pintura color azul y se la pasé a NamJoon. Este solo asintió con su cabeza, agradeciéndome.

Dangerous woman [Yoonmin]Where stories live. Discover now