Dangerous woman [Yoonmin]

25

Me desperté con la misma extrañez de hace unos momentos.

Me sentía pesado, pero nada más y nada menos por lo sucedido hace unas horas.

Ya no sentía dolor en mi cuerpo, pero si lo sentía agotado tanto física como emocionalmente.

Cuando desperté sentí un par de miradas en mi persona, como si se tratara de una exhibición.

Jalé las sábanas con una mano, apartándolas de mi cuerpo con flojera. Abrí los ojos lentamente, parpadeando y batallando para acostumbrarme a la luz de la mañana y cuando ya pude ver sin problema alguno pasé la mirada a mis espectadores.

JungKook y Jackson me veían asomados desde la puerta sin atreverse a entrar.

¿Desde cuándo la ropa de JungKook me quedaba bien?

Me paré de la cama, sintiéndome extraño con mis piernas y brazos.

–Eh, Hyung... –empezó a decir JungKook con un leve sonrojo. Golpeó a Jackson con el codo para que este siguiera.

–Verás... –le siguió Jackson apartando la mirada–. Vamos JungKook –le incitó el mayor dándole un leve golpe con el codo–, díselo.

–¿Y-yo?

–Déjense de tonterías y... –me callé de inmediato tapando mi boca.

–Olvídalo, ya se dio cuenta.

–No puede ser... –volví a decir, sólo para creérmela, y al notar mi voz grave me emocioné; salí disparado a la puerta, apartando a ambos chicos con empujones antes de salir directo al baño.

–Hyung, tranquilo...

–Cállate, tonto –cerré la puerta del baño.

Con una mezcla de miedo y emoción me vi al espejo.

Era yo otra vez.

Más alto, menos delicado y mucho más... yo.

Pasé mis manos por mi cara, recordando instantáneamente que hice lo mismo al convertirme en mujer. Tenía la cara hinchada de tanto llorar. Bajé las manos por mi cuello y me lamenté horrible.

Todavía tenía sus marcas, ¿por qué no se fueron con el otro cuerpo? ¿Por qué jugaban así conmigo? Me producían asco con tan sólo verlas y, tocarlas me entristecía. De verdad que era todo un masoquista y no pude evitar echarme a llorar.

No era normal llorar por otra persona y menos por una que sólo estuvo poco tiempo en tu vida, pero joder, me marcó el corazón.

Sollozos salían de mi boca sin contenerse, ¿qué importaba si los otros me escuchaban o veían?

–Hyung, ¿estás llorando de tristeza o felicidad? –me preguntó JungKook al otro lado de la puerta.

–Cállate tonto, eso no se pregunta –le regañó Jackson y pude escuchar cómo le pegaba y un leve quejido salía de parte del menor–. Si quieres te dejamos espacio...

–No –dije mientras abría la puerta con brusquedad–, sólo fue momentáneo –mentí–. Es todo.

–Necesito que me expliques todo –dijo Jackson. Tenía razón, no le había dicho nada aún.