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Los rayos del Sol se colaban por la ventana, logrando por inercia hacer que YoonGi hiciera una mueca de fastidio.

La única forma de despertar a Min YoonGi era esperar a que lo hiciera por voluntad propia.

"Voy a comprar cortinas negras para que no entre la luz", pensó.

Esperen...esa no era su casa.

Se levantó de golpe apenas cayó en la cuenta de en dónde estaba.

–Por favor que no haya hecho una pendejada –suplicó para sí mismo.

JiMin no estaba ahí, por lo que solo había dos opciones: o tuvieron sexo o no hubo nada. Rogaba porque fuera la segunda opción.

–Buenos días –saludó un JiMin apenado asomando su cabeza por la puerta.

YoonGi le lanzó la primera cosa que encontró...una almohada. En realidad fue la tercera, porque la primera fue su teléfono y la segunda un portarretrato con una foto de JiMin y su madre. Las dos cosas eran cosas importantes.

–¡Oye! –reclamó JiMin agarrando la almohada sin inmutarse–. No hay necesidad de tanta agresividad –frunció el ceño.

–¡No te hagas el santo, Park! –exclamó el mayor enredándose en las cobijas y haciéndose pequeño–. ¿Qué hicimos anoche? No recuerdo nada.

–No, no –corrigió JiMin adentrándose más a la habitación y cerrando la puerta detrás de él, dejando ver que llevaba una bandeja con un desayuno–. La pregunta es, ¿qué hiciste anoche? –comentó recalcando la palabra–. No puedo creer que me eches la culpa, siendo que tú fuiste quien empezó.

–¿Eh?- preguntó anonado, tratando de recordar–. Vamos, Park, no te hagas el que no sabe... –abrió sus ojos de bruscamente, los recuerdos habían llegado casi de golpe, haciendo doler su cabeza–. Ay, no... –se golpeó la frente, sintiendo como sus mejillas se encendían.

"¿De verdad nos besamos?". Ese fue el único pensamiento que cruzó por su mente, ni siquiera le importó ser tan atrevido hace un par de horas. No quería ni mirar a Park, sentía que la vergüenza lo comía por dentro.

Sintió como un peso extra se posaba en la cama, y pudo ver que Park había dejado la bandeja en la mesita de noche a un lado de YoonGi y después se sentó en el borde de la cama, al instante YoonGi se tensó y Park lo pudo notar, soltando una risita triste.

–No te preocupes, no te haré nada –sonrió, haciendo desaparecer sus ojos–. Te traje el almuerzo y una pastilla para el dolor de cabeza... –buscó la mirada del contrario, pero YoonGi sólo se limitaba a observar a otro lado, esto sólo hizo que el corazón de Park se rompiera un poco más. YoonGi se veía asustado y tenso, como si esperara que en cualquier momento JiMin se le lanzara para hacerle algo malo y él poder defenderse. JiMin no pudo evitar compararlo con un gatito asustado...–. Es mejor que comas –le incitó.

–No quiero nada tuyo, gracias –dijo removiéndose incómodamente debajo de las sábanas.

–Por favor, te hará mal no comer nada después de todo el alcohol que consumiste anoche y, apuesto a que tu cabeza está apunto de explotar, eso mejor comer algo antes de tomar medicamento.

YoonGi sabía que él tenía razón, aparte su cabeza estaba apunto de explotar pero no por estar crudo, si no por tanto estar pensando en que hacer en ese instante.

Hizo un puchero y volteó a ver la bandeja a su lado, la cuál contenía el típico desayuno americano. Olía tan bien, que el apetito del mayor fue enorme en ese momento.

Dejando su dignidad a un lado se enderezó en la cama, apoyando su espalda totalmente al respaldo, agarró la bandeja y se la colocó encima de sus piernas. De un momento a otro agarró las tiras de tocino y comenzó a devorarlas, frunciendo su nariz y masticando con cuidado.

Dangerous woman [Yoonmin]Where stories live. Discover now