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Nos estacionamos fuera de una gran casa, inclusive más grande que la casa Park. Por lo que pude ver –y por lo que la escuela me ha enseñado–, tenía patio delantero y trasero. El delantero estaba lleno de vasos de plástico, personas tiradas en el césped y algunas otras vomitando.

La música provenía de la parte trasera de la casa, acompañada de luces de diversos colores.

–Sería mejor que te quedaras aquí –le comenté a JiMin, aún ambos dentro del auto. La ventana vibraba por culpa del tan fuerte volumen de la música.

–¿Disculpa? –me miró con la ceja alzada.

–Sí, lo que has escuchado; no tardaré mucho. A lo mucho veinte minutos y...

–Nop –me interrumpió mientras se quitaba el cinturón de seguridad y abría la puerta.

–¡Es enserio! –imité su acción y salí del carro.

Una vez fuera escuché el verdadero volumen de la música que la puerta del carro amortiguaba; el volumen me aturdía horriblemente, pero se recompensaba con la buena música del momento.

–No sabes qué tipo de gente hay ahí dentro –le repliqué.

–Pues por lo menos sé que tus amigos son ese tipo de gente, así que no me preocupo.

Quise reclamar, pero tenía razón.

Atravesamos el patio delantero, esquivando y evitando a los ebrios y borrachos de ese momento. Casi me resbalo al pisar un fluido extraño que no quise identificar o reconocer.

Abrí la puerta de la casa y todo era un caos, literalmente. Olía a vómito mezclado con sexo, bebidas y droga. No había lugar por el que pudieras caminar, porque era un mar de gente.

–¿JiMin? –hablé sobre el ruido, tratando de hacerme escuchar.

Se suponía que Park iba detrás mío... se suponía. Genial, hace berrinches por querer venir conmigo para "cuidarme" y desaparece como si nada. Así no se puede, chicos.

Di un ultimo vistazo para ver si me encontraba a Park y después caminé hacia el mar de gente de ese momento para ver si encontraba un rostro conocido.

Les podría jurar que en ese lugar eran más de doscientas personas y más de la mitad andaba con las hormonas alborotadas, porque, ya había perdido la cuenta de cuánta gente me había manoseado y tocado.

Alguien me jaló del brazo, en dirección al piso de arriba. Ni siquiera pude ver su rostro.

–¡No me toques! ¡Quítate! –me trataba de zafar.

–¡Oye!...¿Enserio me mordiste?

–Pues no sabía que eras tú, pedazo de mierda –Jackson por fin me soltó para sobarse el lugar afectado.

–Dios mío, ¡casi me sacas sangre!

–¿¡Y de quién crees que es la culpa!? –me miró indignado–. Pensé que me ibas a hacer algo, Jackson.

–Que puto asco.

–Ay, a que le tiras si antes me querías llevar a la cama.

–Buen punto –señaló.

–Bueno –me apoyé en la pared–, ¿dónde está?

–Hace rato estaba en el patio trasero conversando con unas chicas, después le perdí de vista, pero dudo que se haya ido –respondió casi en automático.

–Vaya, si eres útil en algo.

–Hyung... –me llamó mientras se checaba la herida que le ocasioné–, ¿crees que me pueda dar rabia? –preguntó serio.

Dangerous woman [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora