→ Veinte

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—Ignorando eso, ¿alguno puede explicarnos por qué estamos aquí? —inquirió Rene tratando de disipar el ambiente incómodo

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—Ignorando eso, ¿alguno puede explicarnos por qué estamos aquí? —inquirió Rene tratando de disipar el ambiente incómodo.

Cierto, tomen asiento —pidió Shinya—. Y ustedes tres vayan con Akemi —señaló refiriéndose a los ex-ángeles.

Nerviosos, los humanos soltaron las manos de aquellos que los protegían y les vieron irse justo a la vez que aparecían tres lugares para sentarse tras ellos, por lo que obedecieron la orden anterior; una vez la enorme puerta de la oficina se cerró, Shinya volvió a sonreír amigable.

—Este es el Infierno —empezó a explicar el albino mientras se cruzaba de brazos—. Estamos en medio de una toma de poder en el Cielo, en el que yo reino, lo que ha significado que muchas de las cosas que yo manejaba de una forma especial volvieron a su sistema original, por eso a ustedes les enviaron ángeles nuevos.

—¿Una toma de poder? —preguntó Yuu, confundido.

—Sus "nuevos ángeles" eran demonios —participó Guren desde su escritorio—. El ángel que usurpó el trono de Shinya los llevó al Cielo como recompensa por haberle ayudado a tomar el poder.

"Entonces por eso actuaban así", fue lo primero que pensaron los tres; claro, ahora tenía sentido.

—Ustedes tres liderarán cada uno un escuadrón de veinte demonios de clase baja, recuerden que ellos no son dóciles y si ustedes demuestran algo de duda al dirigir los atacarán, ellos solo siguen sus instintos y respetan la fuerza

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—Ustedes tres liderarán cada uno un escuadrón de veinte demonios de clase baja, recuerden que ellos no son dóciles y si ustedes demuestran algo de duda al dirigir los atacarán, ellos solo siguen sus instintos y respetan la fuerza. tenganlo en cuenta —expresó Akemi mientras guiaba a los tres nuevos diablillos.

¿Por qué Shinya-sama nos da una tarea así? Aquí en el Infierno hay muchos diablillos que lo harían mejor —murmuró inseguro Lacus.

Ciertamente —concordó el ojicitrino viéndoles de reojo sin dejar de caminar—. Ustedes dos no sirven para esto, pero aún así, Shinya-sama quiso darles un rol importante en todo esto.

—¿Ustedes dos? —repitió dudoso Kimizuki, sin saber muy bien a cuáles de ellos se refería.

Akemi no dijo nada más, se limitó a llevarles frente a la tanda de demonios salvajes que debían manejar para la batalla que se aproximaba a pasos agigantados, les dio indicaciones y finalmente se sentó a supervisarlos; observó como varios de ellos perseguían a un asustado Lacus, haciéndole reír. Kimizuki pudo controlar un par, pero otros le atacaban y él se defendía. Finalmente analizó a Mikaela, que con una postura erguida y dominante tenía a casi cincuenta de ellos bien sentados tales como perros bien entrenados.

Yo soy tu ángel y único protector [MikaYuu/ReCus/KimiYoi] |Resubiendo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora