Capítulo 12

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- ya Ahmed - le digo mientras llegamos a mi apartamento y me río de todo lo que dice ya que me pone un poco nerviosa.
Él está detrás de mi, mientras yo abro la puerta de mi apartamento.

- gracias por la comida - entro a mi apartamento pero él se queda afuera con sus manos en los bolsillos. Lo quedo viendo mientras me recargo en la puerta semiabierta, me muerdo el labio para seducirlo y él simplemente se ríe. - Oye - le digo - quieres ver películas? - le digo mientras señaló la sala y sonrió al mismo tiempo.

Ahmed levanta la cejas por la propuesta que he hecho y agacha la cabeza riéndose, intimidado por mi manera de seducirlo.
- o me ayudas a desempacar? - sonrió.

- no te volveré a tocar hasta que esté seguro que estas enamorada de mi - sonríe.

Niego con la cabeza y cierro la puerta pero me quedo apoyada en la puerta sonriendo, miro por la mirilla de la puerta y miro a Ahmed que esta recargado también en la puerta.

Debo admitir que me encanta su compañía, me agrada en la manera en que nuestros caminos se acoplan y en lo diferente que todo se ha tornado desde que lo deje entrar a mi vida, ambos sacamos ese lado oculto estando juntos, ese lado que nos roba el corazón a los dos.

Escucho que tocan la puerta de mi apartamento, me levanto limpiando mis ojos, caminando desorientada hacia la puerta, preguntándome a quien diablos se le ocurre venir a las 3 de la mañana a mi apartamento, a quien se le ocurre levantar a Emily Rey...

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Escucho que tocan la puerta de mi apartamento, me levanto limpiando mis ojos, caminando desorientada hacia la puerta, preguntándome a quien diablos se le ocurre venir a las 3 de la mañana a mi apartamento, a quien se le ocurre levantar a Emily Reynolds de su profundo sueño, abro la puerta con los ojos entre cerrados y miro a mi dios griego de nuevo, dejándose ver de una manera que no permitiría que nadie que no fuera de su confianza lo observará así.

Vestido de camisa deportiva negra que sus cortan mangas están a punto de reventar que marcan sus enormes brazos, un joggins negro que hacen juego con sus tenis, está perfectamente combinado hasta en ropa deportiva.

- te atreves a despertar a esta princesa? - le digo fingiendo estar molesta.

Mira por encima de mi hombro, luego al otro costado. - cuál princesa? - dice de forma burlona.

Cruzo mis brazos reprimiendo una sonrisa. - sal conmigo.. - dice.

Lo quedo viendo confundida, antes de negarme miro en las fachas en la que me ando.
- mejor - tomo su mano - nos quedamos... - trato de seducirlo - a dormir por supuesto - digo.

Él sonríe. - porfavor - Dice de una manera dulce. Suspiro con fuerza y volteó para cambiarme.

- donde vas? - dice detrás de mi.

- no saldré así - le digo. Escuchos sus pasos acercarse detrás de mi, pienso que sólo pasará para esperarme, pero sus manos rodean mi cintura.

- nadie te va a ver - dice, volteó hacia él.

- vamos... de aquí a que te cambies se hace de día - me jala de mi mano mientras salimos de mi apartamento.

Nos bajamos del coche, en un lugar alejado de la ciudad, donde se tiene una perfecta vista de ella, lo grande que es, la niebla de la madrugada hace que se la vista sea más agradable, nos acomodamos en la parte de enfrente del coche, recibiendo la helada brisa apreciando la vista y el momento.

Mi Eterna Amada Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora