Capítulo 18

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Narra Elliot

Entro a mi casa ignorando todo, quiero estar solo, no quiero saber de nadie, no quiero saber que existo, no quiero saber de nada.
Entro a mi despacho, y me siento en el sofá, empiezo a llorar de cólera de no poder hacer nada por Emily, que este obligada a estar con un hombre porque su padre aún quiere vernos sufrir. Odio ver a Emily sufriendo y culpandose por cada cosa que pasa en su vida.

Hasta cuando podremos ser felices los dos juntos.

- papi - oigo que entra Dylan a mi despacho - qué bueno que regresaste - me abraza.
Lo abrazo, mi pequeño, el que me da fuerza para poder luchar contra todo, pero ya no puedo luchar contra todos los obstáculos que el destino nos podemos para que Emily y yo estemos juntos.
- Emily esta bien, papá? - dice Dylan. Una lágrima cae por mi mejilla, Dylan conoce muy poco a Emily, sin embargo hay una conexión en ellos desde ese día en el aeropuerto cuando volví a ver a mi eterna amada.

**

- Emily llego en un par de horas a Inglaterra, espero y me tengas comida o me comeré a tu asistente que esta buenísima - escucho el mensaje de voz de Brian mientras saco jugo de la refrigeradora.
Quito mis tacones suspirando de alivio al deshacerme de ellos, me gusta sentir el suelo frío en mis pies.

Escucho el timbre de mi apartamento y salgo con mi vaso de jugo en la manos.
Abro la puerta y miro a Mark, con un ramo de rosas blancas.

Por un instante me pierdo en sus ojos verdes está vez no trae su mirada intimidante, si no una mirada serena incluso muestra una sonrisa al verme.

- hola - me sonríe. Mi corazón empieza a palpitar fuerte en el mismo instante que Mark mueve sus labios para sonreirme. Me pongo nerviosa, todavía somos totalmente unos desconocidos y sin embargo estamos comprometidos.

Él nota que me pongo nerviosa y espera a que le diga algo o al menos que lo invite a pasar.

- pasa - le tomo las rosas.
Me encantan las rosas blancas, son mi debilidad, Mark se dirige a la sala y yo me quedo un segundo apreciando las rosas sin que él lo note.
Mark observa la casa mientras yo entro a la cocina por un jarrón.
- ponte cómodo. - le digo desde la cocina.

Busco un florero y colocó las rosas, observó que Mark sigue caminando por la sala de estar, inspeccionando cada rincón.
- no tienes ninguna foto tuya de pequeña o con tu familia - me dice extrañado de que no soy de esas personas que tiene retrateras en la sala de mi familia, o de mis amigos.

Me rió y colocó el ramo de rosas en una mesa. Me acerco a la sala y él se sienta en el sofá viéndome.

- quieres agua o jugo? - no sé lo que digo. El frunce el ceño y sonríe al ver que no soy tan buena anfitriona.

- tienes wishky? - se levanta del sofá.

Asisto con la cabeza pero no me muevo, se coloca enfrente de mi esperando a que le diga donde tengo las bebidas.

Esto de verdad no funcionará, no puedo ser la compañía de un hombre que me intimida tanto, que llegó de la nada a mi vida a querer formar parte de mi.

Suspiro y empiezo a caminar de nuevo hacia la cocina. Él saca un vaso y yo el wishky.
Le sirvo mientras me observa.

- deja de hacer eso - digo sin voltear a verlo.

- no usas tu anillo - me dice.
Suspiro y siento como si mi alma fría, mejor dicho congelada, vuelve a mi de nuevo. Dejo de pensar en un momento de todo la locura del matrimonio.

- apenas le acabo de decir a mi abuela que mi padre me vendió a un completo desconocido - le digo sarcásticamente.

- y como lo tomo? - toma wishky mostrándome interés.

Mi Eterna Amada Where stories live. Discover now