Capítulo 17

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Los coches se detiene y todos los hombres se bajan.

¿En realidad hay necesidad de tanta seguridad?

Miro que Mark se acerca al coche y me abre la puerta.
-Señorita Miller - me sonríe. Me bajo del coche y camino hacia la entrada de una casa, la puerta es totalmente enorme como si entrará un gigante a esta casa, la casa perfectamente de diseño moderno, tan elegante con detalles de muchísimo lujo.

Me quedo por un momento viendo la casa, y Mark se adelanta, suspiro al darme cuenta que lo tengo que seguir para entender de una maldita vez todo esto.
Llegamos a un despacho, y él se sienta, yo me queda parada viendo el despacho y obviamente ocultando el temor que tengo manteniendo mi postura.
Él me queda viendo desde su asiento, los dos no nos quitamos la mirada de encima.

- te preguntarás Emily, que quiero de ti - dice moviéndose en la silla.

Doy dos pasos hacia delante y presto atención.
- ese zafiro es mio - sonríe - yo lo compre.

- haberlo dicho antes! - digo intentado quitarme el zafiro.

¿Tanto espectáculo por un simple collar?

Lo quedo viendo, no entiendo nada, Robert lo compro hace 7 años y me lo obsequió, como siempre todo lo que él hace en esta vida tiene consecuencias hacia mi.

- la joya fue robada y subastada... Como si fuera una joya cualquiera, una burla para quien entienda el significado.

La cabeza está a punto de explotar de tantas preguntas que ni sé por donde empezar.

- tu padre dijo saber algo del zafiro  - dice de una manera intimidante. - dijo que ese collar estaba en las manos correctas, sólo dijo que te podría encontrar aquí, pero tenía que tener paciencia.

Mi piel se engrifa, siento como un frío recorre mi cuerpo, me siento débil.

Lo que me faltaba.

- que mal - lo enfrentó - no tengo padre, soy huérfana  - le digo y él sonríe.

- llevas la sangre de Robert te guste o no - me dice mientras revisa los cajones de su escritorio.
Saca una caja de cigarrillos y me ofrece. Niego con la cabeza y se encoje de hombros.
Empieza a encender su cigarrillo, y vuelve su mirada a mi sacando humo por su boca.

- Elliot dijo que sabía adonde estaba el zafiro - dice - nos tenía una trampa para despistar que estaba tan cerca - se pasa una mano por su frente. - no estuviera aquí enfrente de ti, si tu querido Elliot fuera un poco más inteligente... - sus ojos se apoderan de los míos y sólo espero a que termine sus oraciones - ahora tendrá que pagar por lo que ha hecho.

Se levanta de su asiento y se dirige hacia mi, me imagino mil cosas, me va a torturar, tirara mi cuerpo al mar y nadie sabrá de mi, de mi cuerpo flotando con una bala en la cabeza, o mis extremidades en bolsas de basura, hasta que finalmente...

- quiero que seas mi esposa - me dice poniendo una mano en mi cintura.

Mi mente deja de hacerse ideas y lo único que hago es reirme, no sé si de alivio o por la locura que pide, me alejo de él.
- quieres lo imposible - pongo una mano en su mejilla e intento salir de su despacho.

- esta bien! El cuerpo de tu querido Elliot estará flotando en el mar en un par de horas - me amenaza.

- qué dices? - me volteo y lo miro asustada.

- tú decides, te sometes o Elliot pagará y sufrirá más de lo que te hizo sufrir a ti - dice.

Suspiro.
Tengo que hacer esto por el bienestar de Elliot, no quiero que nada malo le pase por mi culpa.

- hare lo que quieras - suspiro. - pero aléjate de Elliot. - me acerco a Mark.

Me queda viendo y sonríe, se da la vuelta mientras se pasa una mano por su barbilla, y se acerca a su escritorio.

- Emily Miller - acerca una caja roja hacia mi.
Mi corazón empieza a latir fuertemente, siento que vomitare todos mis órganos de los nervios, siento que toda mi sangre saldrá por mi nariz y que mi cabeza explotará.

Abre la caja y es un anillo, un anillo tan hermoso que parece único.

- quieres ser mi esposa? - dice cerca de mi. Mis manos empiezan a temblar y una lágrima cae por mi mejilla evidentemente no de felicidad como todo el mundo lo hace en este tipo de situación.

Me las pagarás Robert Miller, es lo único que mi mente piensa.

No sé qué responder o si debo responder ya que estoy obligada a decir que sí.

Él pone el anillo en mi dedo y sonríe.
- no necesito tu amor - me sonríe y me da un beso en la mano - te necesito a ti para siempre. 

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- Emily como es posible que mandes sola a Lily con Jack - me dice mi abuela.

Estoy en mi computadora trabajando, no le presto atención a mi abuela.
Tira todo lo que hay en mi escritorio para que le preste atención, quedo con mi vista perdida, prácticamente sin reaccionar a nada, aún no asimilo tanto de mi vida.

- es tu sobrina Emily - dice - como la puedes poner en peligro?

- en ningún momento la puse en peligro - contestó. - y Fernando?, hay un contrato que lo quieren cancelar - le digo a mi abuela y se queda admirada. - no sabias eso - le sonrió.

Niega con la cabeza.
- no me cambies el tema. - dice mi abuela mientras le pega al escritorio.
La puerta se abre bruscamente y miro a Elliot entrar de una manera desesperada.
Me mira por un instante y se acerca a mi, siento como el calor de su cuerpo calma mi frío y se aferra a mi.

- mi amor - dice en un susurro. Me mira fijamente y espera a que diga que pasa.

Volteo y miro a mi abuela que nos mira con sus ojos inundados de lagrimas.
- Emily dime que no es cierto nada de lo que dijo ese imbécil.  - dice mientras me aprieta contra su cuerpo y coloca una mano en mi mejilla.

- Emily, que pasa? - mi abuela se acerca.

Empiezo a llorar.

- es mejor que pongamos fin de una vez por todo lo nuestro - digo entre lágrimas. Vuelvo mi mirada a Elliot y niego con la cabeza.

Elliot se aleja de mi y camina por mi oficina.
- Emily - frunce el ceño y pone las manos en su bolsillo. - no me hagas esto.

- así se siente Elliot... - le digo con un tono de voz furiosa, esas palabras salieron de lo más profundo de mi, sin pensarlo, sólo salieron y se sintieron. Pensé que ese recuerdo de aquella noche se había ido de mi, gritando que no me abandonará y lo único que recibía de él era su silencio.

Me dejo caer en la silla de mi escritorio, y levanto mi vista hacia mi abuela. Me queda viendo mientras varias lágrimas caen por su mejilla.
- mi niña - se acerca. - no te rindas así.

Niego con la cabeza, y trago fuerte para que el nudo de mi garganta desaparezca.
- no abuela - le digo - pueden dejarme sola - logro decir con mucha delicadeza - porfavor - les suplico.

Quiero estar sola, como siempre lo estuve.
Elliot me queda viendo decepcionado y es el primero que se marcha. Mi abuela se queda unos segundos más, se acerca mi para darme un beso en mi cabello.

- nunca vas a estar sola - me dice y camina hacia la puerta de mi oficina.

Siento que estoy maldita, que me han tirado una maldición definitivamente, sí, eso es, estoy maldita, no puede haber otra explicación para mi mala suerte.
O simplemente, la vida trata de darme golpes, por todos mis errores.

Le daré donde más le duele a Robert, por todo el daño que sigue ocasionando en mi vida.

Mi Eterna Amada Where stories live. Discover now