Capitulo 18. Moody.

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Sonó la campana para anunciar el comienzo de las clases de la tarde, y me encamine hacia la torre norte, algunas lagrimas se me escaparon, pero las desvaneci con el dorso de la palma, llegue hasta la trampilla circular que habia en el techo, por la que se entraba en el aula donde vivía la profesora Trelawney.

Al acercarme a la trampilla recibí el impacto de un familiar perfume dulzón que emanaba de la hoguera de la chimenea. Como siempre, todas las cortinas estaban corridas. El aula, de forma circular, se hallaba bañada en una luz tenue y rojiza que provenía de numerosas lámparas tapadas con bufandas y pañoletas. Harry y Ron ya estaban ahí, por lo que me sente junto con ellos, y decidi realizar la misma sonrisa a ellos.

—Buenos días —dijo la tenue voz de la profesora Trelawney justo a mi espalda, Harry dio un respingo, y casi se me escapaba una sonrisa.

Era una mujer sumamente delgada, con unas gafas enormes que hacían parecer sus ojos excesivamente grandes para la cara, y miraba a Harry con la misma trágica expresión que adoptaba cada vez que lo veía. La acostumbrada abundancia de abalorios, cadenas y pulseras brillaba sobre su persona a la luz de la hoguera.

—Estás preocupado, querido mío —le dijo a Harry en tono lúgubre—. Mi ojo interior puede ver por detrás de tu valeroso rostro la atribulada alma que habita dentro. Y lamento decirte que tus preocupaciones no carecen de motivo. Veo ante ti tiempos difíciles... muy difíciles... Presiento que eso que temes realmente ocurrirá... y quizá antes de lo que crees...

La voz se convirtió en un susurro. Mire a Harry, y éste me devolvió la mirada muy fríamente. La profesora Trelawney los dejó y fue a sentarse en un sillón grande de orejas ante el fuego, de cara a la clase. Lavender Brown y Parvati Patil, que admiraban intensamente a la profesora Trelawney, estaban sentadas sobre cojines muy cerca de ella.

—Queridos míos, ha llegado la hora de mirar las estrellas —dijo—: los movimientos de los planetas y los misteriosos prodigios que revelan tan sólo a aquellos capaces de comprender los pasos de su danza celestial. El destino humano puede descifrarse en los rayos planetarios, que se entrecruzan...

Un dia de puras tonterías, primero mi estúpido sueño, que me dejo confundida, después la hermanita de Eliot, Lauren, luego el periódico, y ahora la profesora Trelawney, debí haber tomado Runas Magicas, en vez de Adivinación, es una tontería, este dia esta siendo estresante.

Mire por la ventana, y mire fijamente la nube, las nubes, que no se preocupan por nada, tan solo por flotar, y ya, pueden hacer del baño donde quieran, hacer estragos como quieran, y moverse sin ninguna preocupación. Mire a Harry, después de querer flotar como una nube, estaba a punto de dormirse.

Y la profesora Trelawney estaba viniendo hacia aquí.

—¡Harry! —susurró Ron. Pero no se levantaba.

Asi que golpee su brazo, donde andaba apoyada, y se dio un golpe contra la mesa.

—¿Qué de...?

Harry miró a su alrededor. Toda la clase se estaba fijando en él. Se sentó más tieso.

—Estaba diciendo, querido mío, que tú naciste claramente bajo la torva influencia de Saturno —dijo la profesora Trelawney con una leve nota de resentimiento en la voz ante el hecho de que Harry no hubiera estado pendiente de sus palabras.

—Perdón, ¿nací bajo qué? —preguntó Harry.

—Saturno, querido mío, ¡el planeta Saturno! —repitió la profesora Trelawney, decididamente irritada porque Harry no parecía impresionado por esta noticia—. Estaba diciendo que Saturno se hallaba seguramente en posición dominante en el momento de tu nacimiento: tu pelo oscuro, tu estatura exigua, las trágicas pérdidas que sufriste tan temprano en la vida... Creo que no me equivoco al pensar, querido mío, que naciste justo a mitad del invierno, ¿no es así?

Destiny y El Torneo de Los Tres Magos [DEH#4]Where stories live. Discover now