Capitulo 49. Cuando la curiosidad besa al gato.

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—Des, ¿Qué ocurre? —preguntó Harry cuando me seguía.

—Recuerdas que nos contaste a mi y a Hermione, que supuestamente, Crouch estaba indispuesto —le comente, mirando el mapa—. No entiendo porque, sale en el mapa.

Caminamos en sentido contrario, por las escaleras mas cercanas que teníamos. Iba a ver qué se traía Crouch entre manos. Baje las escaleras lo mas silenciosa que podía, pero nuestro peso, hacia que las tablas sonaran. Avanzabamos muy despacio, deseando encontrar un pasillo atajo, por lo que pasamos por un tapiz. Seguía mirando el mapa, reflexionando. La verdad era que no parecía propio del correcto y legalista señor Crouch meterse furtivamente en el despacho de otro a aquellas horas de la noche.

Y entonces, cuando había descendido media escalera sin pensar en lo que hacía, concentrada tan sólo en el peculiar comportamiento del señor Crouch, Harry metió una pierna en el escalón falso que Neville siempre olvidaba saltar. Se tambaleó, y el huevo de oro, aún húmedo del baño, se deslizó de debajo de su brazo... Se lanzó hacia delante para intentar cogerlo, pero era ya demasiado tarde: el huevo caía por la larga escalera, repicando como un gong en cada uno de los escalones. Al mismo tiempo se nos escurrió la capa invisible. La cogí, pero entonces se me resbaló de la mano el mapa del merodeador y cayó seis escalones más abajo, donde, Harry atrapado como estaba en el peldaño por encima de la rodilla, no podía alcanzarlo, sin dejarme descubierto.

—¡Brillante Harry! —exclame por lo bajo—. ¡¿No puedes ser menos torpe?!

—Lo siento —se disculpa irritado—, yo no decidi venir en busca de Crouch.

—Te dije que no era necesario que me siguieras.

En su caída, el huevo de oro atravesó el tapiz que había al pie de la escalera, se abrió de golpe y comenzó a gemir estridentemente en el corredor de abajo. Harry sacó la varita e intentó alcanzar con ella el mapa del merodeador para borrar el contenido, pero estaba demasiado lejos para llegar hasta él.

Volviéndonos a tapar con la capa, escuche atentamente, arrugando el entrecejo por el miedo. Casi de inmediato...

—¡PEEVES!

Era el inconfundible grito de caza del conserje Filch. Oí sus pasos arrastrados acercarse más y más, y su sibilante voz que se elevaba furiosamente.

—¿Qué es este estruendo? ¿Es que quieres despertar a todo el castillo? Te voy a coger, Peeves, te voy a coger. Tú... Pero ¿qué es esto?

Los pasos de Filch se detuvieron. Se oyó un chasquido producido por metal al golpear contra otro metal, y los gemidos cesaron. Filch había cogido el huevo y lo había cerrado. Permanecí quieta, tomando el brazo de Harry, con el objetivo de sacarlo. En cualquier momento Filch apartaría a un lado el tapiz esperando ver a Peeves... y nos encontraría. Pero si seguía subiendo la escalera vería el mapa del merodeador y, tuviera o no puesta la capa invisible, el mapa del merodeador mostraría el letrero «Harry Potter» y el mío en el punto exacto en que nos hallábamos.

Tenía que pensar rápido, mire a Harry temerosa, sería mi única salida, no sería tan grave, como entrar a un baño, el cual no deberíamos, por favor que no nos atrapen.

—¿Un huevo? —dijo en voz baja Filch al pie de la escalera—. Cielo mío —evidentemente la Señora Norris se encontraba con él—, ¡esto es el enigma del Torneo! ¡Esto pertenece a uno de los campeones!

El corazón me latía muy aprisa.

—¡PEEVES! —bramó Filch con júbilo—. ¡Has estado robando!

Apartó el tapiz, y vi su horrible cara inflada, y los ojos claros y saltones que observaban la escalera oscura y (para él) desierta.

—¿Te escondes? —dijo con voz melosa—. Te voy a atrapar, Peeves... Te has atrevido a robar uno de los enigmas del Torneo, Peeves. Dumbledore te expulsará por esto, ratero...

Destiny y El Torneo de Los Tres Magos [DEH#4]Where stories live. Discover now