Capitulo 25. Untitled.

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Permaneció sentado, con la mirada en mí. Nadie aplaudía. Un zumbido como de abejas enfurecidas comenzaba a llenar el salón. Algunos alumnos se levantaban para ver mejor a Harry, que seguía inmóvil, sentado en su sitio.

En la mesa de los profesores, la profesora McGonagall se levantó y se acercó a Dumbledore, con el que cuchicheó impetuosamente. El profesor Dumbledore inclinaba hacia ella la cabeza, frunciendo un poco el entrecejo.

—Yo no puse mi nombre —dijo Harry, totalmente confuso—. Vosotros lo sabéis.

Su mirada paseaba por la mesa, donde todos le miraban.

—¡Harry Potter! —llamó—. ¡Harry! ¡Levántate y ven aquí, por favor!

—Vamos —le susurre, dándole a Harry un leve empujón.

Tomo mi mano, intentando hacer que me pare.

—Ven conmigo —yo le miraba preocupada y negue—, Des.

—No puedo, ve.

Harry se puso en pie, se pisó el dobladillo de la túnica y se tambaleó un poco. Avanzó por el hueco que había entre las mesas de Gryffindor y Hufflepuff. El zumbido se hacía cada vez más fuerte.

—Bueno... cruza la puerta, Harry —dijo Dumbledore, sin sonreír.

Harry pasó por la mesa de profesores. Hagrid, sentado justo en un extremo, no le guiñó un ojo, ni levantó la mano, ni hizo ninguna de sus habituales señas de saludo. Parecía completamente aturdido y, al pasar Harry, lo miró como hacían todos los demás.

—Vaya amigo —escuche a Ron decir.

—¿Qué? —pregunte desconcertada.

—Siempre llevándose la gloria y llevándose la atención.

—Ron, esto es serio, el torneo es...

—Des, abre los ojos, nos mintió, a sus mejores amigos, los que siempre lo apoyamos, en todo, inclusive cuando el era el verdadero culpable —se paró como todos del corredor, y yo le seguí el paso.

—Ron —le intentaba detener mientras subia—, Harry es nuestro amigo, y nos dira la verdad.

—¿La verdad? —bufó Ron deteniéndose en las escaleras, con la multitud que se nos venia encima—, no nos dijo cuando le mando la carta a... su padrino, sino porque el mismo se delato.

—Ron, nos necesitara mas que nunca, ¿no lo crees? —le intentaba hacer razonar—, somos sus amigos, somos el cuarteto de oro, ¿no?

—¿Cuarteto de oro? —pregunta desconcertado—. Tu sabes como lo hizo, tu y el siempre hablan de cosas, habran ideado como entrar.

—Si, si te das cuenta, que por mas de un mes anduvimos peleando y crear un plan de tal magnitud es imposible en una semana —Ron parecio meditar lo que le dije—, Hermione —la llame cuando la veía subiendo agitada—, tu que eres el cerebro de nosotros, ¿Pueden haber cuatro campeones? ¿En un torneo que supuestamente solo debían ser tres?

—No.

—Ya vez.

—De seguro uso su capa de invisibilidad, para burlas la línea de edad —voltee los ojos.

—Tonterias —dije cuando llegamos al retrato, donde Violetta, la amiga de la señora Gorda hablaba de lo del Torneo—, si, eso andas diciendo también tu, Ron, ¿Qué te ciega?

—Que nos mintió, el mismo dijo que lo hubiera echo en la noche, cuando nadie lo viera —me explico.

—Harry no fue —le aclare, siguiéndole por la escalera del dormitorio de hombres—, recuerda lo que dijo su padrino en el correo, sucesos extraños andan ocurriendo, no sé a que se refiere, pero tal vez y Harry este en peligro.

—Harry siempre esta en peligro —soltó enfadado Ron—, el nos pone en peligros innecesarios, como aquella vez que con tal de llevarlo a la cámara de los secretos, tu sabes quien, te secuestro.

—Pero vivi, no.

—Ron.

—Hablamos mañana, Des.

Me cerró la puerta en la cara, y estuve a punto de gritar palabras, que harían que me manden a lavar la boca con jabón de baño, pero respire hondo, y decidí que sería mejor irme a mi dormitorio, y pensar igual, sobre mi sueño.

Llegue al dormitorio, y estaban Parvati y Lavender en una sola cama, como siempre, chismorreando de lo sucedido, las ignore, tome mis cosas para cambiarme, y tomarme una ducha antes de dormir, para despejar mi mente, y dormir.

A estas horas de la noche, siempre esta vacio el baño, y es mas fácil, bañarse sin miradas en la espalda, examinando cada centímetro de cuerpo, si llevabas cicatrices o algo que fuera desagradable.

En mi caso, llevaba las cicatrices que me regalo la raza Ruddian, que a veces ocultaba con guantes de cuero, a veces las miraba mientras me bañaba, y las repasaba, por pura curiosidad, parecía que andaba pasando mi mano, por algo quemado.

Me colocaba mi pijama, y mi toalla alrededor del cabello, para irme a mi cuarto, y ver como Lavender y Parvati me miraban.

—Mejor, consigan una foto, eso les durara más tiempo —escupí enfadada.

—Te miramos, porque tu mas que nadie deberá saber como Harry lo hizo —dijo Lavender, y la mire fulminante.

—Vamos Des, no le diremos a nadie —dijo Parvati suplicante.

—Harry no metió su nombre en el cáliz —solté secándome el cabello con mi toalla—,y si lo supiera no se lo diría a un par de parlanchinas como ustedes.

—Pero la tienes difícil ahorita, ¿no? —mire a Lavender sin comprender—, vamos Des, se ve a leguas que entre Cedric y tu, hay algo mas que solo amistad, y Viktor, como todas estas flechada por el.

—No digas tonterías, Lavender.

—No son tonterías —le continuo Parvati—, ahora con el torneo, tienes que decidir a quien animar, a Viktor, Cedric o Harry, ¿A quién apoyaras?

—Cierren la boca de una buena vez, o sabrán que no se deben meter conmigo —respondí enojada.

Ambas rieron por lo bajo.

—Tontas —balbucee acostándome en mi cama y mirando al techo, y luego tomando el dije que le regale a Harry para navidad, que hacia juego con el mío.

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Destiny y El Torneo de Los Tres Magos [DEH#4]Where stories live. Discover now