Capitulo 23. El Banquete para Extranjeros.

4.1K 421 70
                                    

           

—¡No me lo puedo creer! —exclamó Ron asombrado cuando, formados en fila, volviamos a subir la escalinata tras la comitiva de  Durmstrang—. ¡Krum, Harry! ¡Es Viktor Krum!

—¡Ron, por Dios, no es más que un jugador de quidditch! —dijo Hermione.

—Si, tiene razón, Hermione —dije respirando hondo, tomándome el cabello entre mis manos, y jugándolo.

—¿Nada más que un jugador de quidditch? —repitió Ron, mirándonos como si no pudiera dar crédito a sus oídos—. ¡Es uno de los mejores buscadores del mundo! ¡Nunca me hubiera imaginado que aún fuera al colegio!

Ni yo tampoco.

—Oye, yo también fui considerada como una de las mejores cazadoras del mundo —le replique mientras caminábamos de regreso al vestíbulo.

—Pero a ti siempre te veo, a él no —le fulmine con la mirada—, y se lo impresionante que eres, Des, pero Viktor —soltó un sonido de maravilla—, es un águila.

—Sí, mirémosle la nariz, y con eso ya decimos todo —dije, haciendo a Hermione reir.

—Solo porque te gano en el partido del verano pasado, no significa que le debas de odiar —me explico Ron, yo voltee los ojos.

—¡Ellos! —Exclame enfurecida—... ellos... no fue mi culpa —aclare enfadada.

Me fije que unas chicas de sexto revolvían en sus bolsillos mientras caminaban.

—¡Ah, es increíble, no llevo ni una simple pluma! ¿Crees que accedería a firmarme un autógrafo en el sombrero con mi lápiz de labios?

—¡Pero bueno! —bufe enfadada al adelantar a las chicas, que habían empezado a pelearse por el lápiz de labios.

—Voy a intentar conseguir su autógrafo —dijo Ron—. No llevarás una pluma, ¿verdad, Des?

—Si las tuviera, ya te la habría clavado, en un lugar donde la luz no le llega.

—Dulce —dijo Ron sarcástico—, Harry.

—Las dejé todas en la mochila —contestó.

Nos dirigimos a la mesa de Gryffindor. Ron puso mucho interés en sentarse orientado hacia la puerta de entrada, porque Krum y sus compañeros de Durmstrang seguían amontonados junto a ella sin saber dónde sentarse. Los alumnos de Beauxbatons se habían puesto en la mesa de Ravenclaw y observaban el Gran Comedor con expresión crítica. Tres de ellos se sujetaban aún bufandas o chales en torno a la cabeza.

—No hace tanto frío —dijo Hermione, molesta—. ¿Por qué no han traído capa?

—¡Aquí! ¡Ven a sentarte aquí! —decía Ron entre dientes—. ¡Aquí! Des, hazte a un lado para hacerle sitio...

—¿Qué? —pero este me empujo haciéndome caer de mi asiento.

—Demasiado tarde —se lamentó Ron con amargura.

—Si, y para ti también —dije tomándole de la túnica, para tirarlo al suelo—, mejor, arrastrate en el suelo y le haces compañía, Ron.

Me vuelvo a sentar, mirando con enojo mi plato, y luego mirando por encima de mi hombro. Viktor y sus compañeros de Durmstrang se habían colocado en la mesa de Slytherin.

—Sí, muy bien, hazle la pelota, Malfoy —dijo Ron de forma mordaz—. Apuesto algo a que Krum no tarda en calarte... Seguro que tiene montones de gente lisonjeándolo todo el día... ¿Dónde creéis que dormirán? Podríamos hacerle sitio en nuestro dormitorio, Harry... No me importaría dejarle mi cama: yo puedo dormir en una plegable.

Destiny y El Torneo de Los Tres Magos [DEH#4]Where stories live. Discover now