Capítulo 12 - Pihentagyú

6.2K 509 245
                                    

Notas:

Este capítulo hace casi una semana que lo tenía terminado, pero mi beta y yo estuvimos ocupadas para revisarlo y corregirlo. Espero les guste

P.d. Mándenme buenas vibras al fin me puse de lleno con mi tesis, tengo 4 meses para acabar. Pray for me.

Beteado: Thomary221B


Pihentagyú

Jim

La alarma de mi padd sonó, ocasionando que me despertara. Me levanté de mi mullida cama a regañadientes, odiaba cuando me tocaba el primer turno.

Bostezando llegué al baño para realizar mis necesidades. Afortunadamente ya no despertaba corriendo al baño a causa de las náuseas, pero últimamente mi vejiga me fastidiaba mucho, creo que he ido más veces al baño estas últimas semanas que en toda mi vida. Bones me aseguraba que era normal, que al ir creciendo mi útero a causa de los bebés era normal que comprimiera mi vejiga y eso me diera ganas de orinar. Claro todo era súper normal...

Como el tener útero.

Después de lavarme las manos, rellené un vaso con agua del grifo y lavé mis dientes, una vez terminado eso, volví a llenar de agua el vaso y me tomé las dichosas pastillas que mi mejor amigo me acababa de recetar para contrarrestar mi recién adquirida acidez estomacal. Dejé el vaso sobre el lavamanos y me remoje la cara para quitarme algo del sueño que aún me cargaba encima.

Una vez que me encontré más despierto, me encamine hacia mi armario para ponerme el uniforme. Me saqué la camisa del pijama sintiendo escalofríos donde algo frío acababa de golpear contra mi piel. Extrañado miré hacia mi pecho, topándome con el dije azul que Spock me había regalado hace algunos días. Era un poco raro que a un hombre le regalaran un collar, pero él me había dicho que le perteneció a su madre y era un presente como muestra de su afecto. Por lo que todo ese día me sentí en la novena nube.

Nuestra relación no ha variado mucho de cómo era antes, por lo que a veces me llegan dudas de si estamos en una relación o no. Pero pequeños gestos suyos me hacen sentir que soy importante para él y no solo el gestor de sus hijos, como este detalle Spock al regalarme el collar.

Saqué una de mis tantas camisas doradas y me la pasé por la cabeza, pero al llegar al estómago me costó bajarla. Genial, ahora tendría que pedir una talla más grande de ropa. Acaricie suavemente el bulto de mi vientre, pronto estos duendecillos serían completamente visibles, creo que ya debo ir anunciándole a la tripulación sobre ellos y detener los cuchicheos que hay por los corredores. Muchos de ellos creados a causa de la notoria sobreprotección de Spock hacia mí en estos últimos días.

Los que más escuchaba eran los que decían que había contraído una rara enfermedad y por eso Spock y Bones me cuidaban tanto, y otros quejándose de que había descuidado mi apariencia y estaba subiendo demasiado de peso.

Quisiera verlos a ellos mantener su figura con dos bebés en su barriga.

Comencé a subir el cierre de la camisa con dificultades. ¿Quién fue el genio que los diseñó? ¿Qué no se daba cuenta que los humanos no podemos contorsionarnos para subir un maldito cierre justo atrás de nuestros cuellos? Después de casi torcerme el brazo lo conseguí.

Cerré el clóset mientras daba saltitos para subir mis pantalones, al parecer estos también deberé agrandarlos pronto. Una vez vestido, arreglé mi cabello y me preparé para la faena del día, y tal vez un sustancioso desayuno...

The secret in your skinWhere stories live. Discover now