37. ¿Has perdido el toque?

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Los días iban marchando de maravilla. Demasiados buenos para ser verdad, demasiado buenos para la situación en la que estaba. Y todo se debe a una razón que tiene nombre y apellido, juro no quiero volverme cursi pero es inevitable.

Hunter Thompson está dando vuelta mi mundo de una manera que me encanta.

Me hace sentir como si fuese la única, —cosa que más vale que sea cierta— me mira con cariño, me roba besos de los cuales no me quejo y me hace feliz. ¿Se puede pedir más? Imposible. Justo cuando pensaba que todo en mi vida estaba cayéndose noticia tras noticia, viene Hunter y barre esa agenda con sus besos y su forma de ser.

Creo que hasta me recrimino un poco por haber perdido tiempo odiándolo. Incluso si tenía buenos argumentos para hacerlo. Pero todo pasa por una razón y todo nos lleva a un camino. No voy a mentirles, me encanta.

Y siendo sincera, si no estuviera con Hunter ahora mismo, probablemente me estaría hundiendo en un pozo sin fondo y de color negro.

—¿Cuáles te gustan mas? —la voz de mamá, como siempre, me saca de mis pensamientos y me arrastra hacia la realidad.

Me había olvidado que seguíamos viendo las fotos.

—Me gusta más las primeras fotos —le digo a mamá mientras me alzo de hombros.

De hecho, solo recordaba las primeras.

Sigue pasando las imagines desde su computadora. Estamos viendo las fotos ya editadas para la campaña que se lanzaran mañana, martes. Hace más de una semana que fue la sesión y ya venía siendo momento. Las fotos están geniales, todas de ellas pero si me verán en una publicidad del tamaño de un edificio en la ciudad de Los Ángeles, quiero que sea mi favorita. Aunque pensándolo bien, por más que quisiera decidirlo yo, la llamada final la tenía el publicista.

Se detiene en una foto en particular y sonrío al verla.

—No entiendo como no me di cuenta —bufa ella mientras observa con detenimiento una foto en la que Hunter me tenía sujetada de la cintura. Puedo identificar mi rostro de idiota cuando, casualmente el idiota me susurraba cosas al oído.

Reprimo una risa.

—Supongo que no lo veías venir.

Deja escapar una carcajada y despega sus ojos de la pantalla para mirarme con diversión, como si lo que acabara de decir fuese la estupidez más grande del universo.

—Era muy predecible —lleva la taza de té a sus labios y luego de darle un sorbo a la bebida humeante, la vuelve a dejar en su lugar.

—No lo era —me quejo arrugando mi nariz mientras intento en vano defenderme.

—No era predecible que Brad Pitt y Angelina Jolie se separen, no esto —dice con simplicidad y vuelve a su trabajo de pasar las fotos, sin esperar una respuesta mía. Puesto que tampoco la tenia.

Muerdo mi labio. ¿Tan idiotas y evidentes éramos? Supongo que ya saben como dicen, tanto el amor y el odio nos vuelve ciegos. Y que tan ciegos nos habíamos vuelto.

Seguimos hablando cuando desvió el tema de conversación ya que últimamente todo nos llevaba a Hunter y no me malinterpreten, lo quiero pero es tedioso que siempre sea el centro de todas mis charlas. Por lo tanto, hablamos de la campaña, le digo que era estúpido esto de decidir, pero me dice que le gusta tener una decisión interna. Allí ella.  

—Además —dice girando para verme—. Estoy pensando en hacer un portarretrato con mi favorita.

—¿Para?

La Tregua Perfecta (Completa) (BORRADOR)Where stories live. Discover now