Hunter Thompson tiene el rostro que todos quieren tener y el trabajo que mas de una persona desea. Con 17 años es modelo y jugador estrella de la preparatoria. Tiene todo lo que las chicas quieren... Menos lo que Juliette Williams quiere. Ella quier...
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La cena había concluido con bastante rapidez. Literalmente, había hecho oídos sordos y vista ciega con cada cosa que decía Hunter o Becky. Me la pase riendo con Cara, mi papá y Dylan, mi pequeño hermanastro que al parecer, estaba aprendiendo a cortar su propia comida. Claramente más de uno se llevó una buena carcajadas con las payasadas del menor.
No me había dado cuenta cuando sirvieron helado de postre. Que ironía, era mi sabor favorito y al lado el sabor favorito de Hunter. Juntos hasta la muerte, ¿no Thompson?
Dejo el sabor de el idiota intacto. No por orgullo, pero porque odiaba la menta granizada. Y por más insistencias no había manera de que me guste.
Estaba hablando con mamá sobre que tan bien había quedado la decoración, cuando de un solo golpe, las luces del lugar son arrebatadas dejándonos a oscuras. Más de un invitado exclamo algo.
Yo no estaba asustada, pero intrigada. Miraba hacia todos lados con cierto nerviosismo. De por sí ya era demasiado, ¿que traes en manos, mamá?
De repente un flash de luces de colores se ve en lo que podríamos llamar un claro por su espacio vacío. Una canción electrónica comienza a sonar a todo volumen y las luces acompañan el rítmo de la canción.
Parpadeo un par de veces. Una pista, claro. Cara no duda ni dos segundos en pararse de golpe, tomar mi mano y arrastrarme hasta ella. En menos de treinta segundos, todos estaban bailando.
Pierdo de vista a Hunter y a Becky, y creo que fue lo que más alivio me dio en toda la noche. Derek y Peter, quienes habían sido dejados atrás ya que mi amiga solo se preocupó por tirarme a mi, se unen a nosotras. Traen bebidas en las manos.
Esto comenzaba a parecerse a una fiesta al fin. El vaso que Peter me extendía tenía una mezcla de vodka con jugo. Estaba muy fuerte, no me gustó. Además, hoy no tenía ganas de emborracharme.
Giro, y le dejo en manos de una persona cualquiera el vaso que lo bebe sin chistar. Gente, gente. ¿Que si los violaba?
Paso tras paso, risa tras risa, el tiempo pasa volando como papeles al viento. Hace tiempo que no me divertía así. El hecho de que sea mi cumpleaños lo ha cambiado todo. Me di cuenta lo estúpida que estaba haciendo al perder así el tiempo cuando ninguno de los dos va a volver. Mientras tanto, mi mamá cada vez se debilitaba más, mientras tanto, mi último año de preparatoria se iba volando ante mis ojos. No quería que eso sucediera. Me di cuenta también, el trabajo que se tomaron Theresa y mamá como para que yo no lo disfrute. Era mi noche, debía pasarla como tal.
Siento que paso mucho tiempo moviendo mi cuerpo al ritmo de la música, tanto que no localizo a mis amigos, me dejaron con algunas compañeras de curso que apenas conozco. Decido volver a la mesa, para beber algo, para fijarme que hora es ya que decidí no traer mi teléfono.
