41. El peso del cielo.

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Ethan continúa dejando besos por todo mi cuerpo y me siento caliente. En ambos sentidos. También algo mareada y creo que estoy confundiendo todo.

Mi cabeza se tambalea, no puedo controlarla. No sé que me sucede, pero siento un agradable cosquilleo en mi estomago que me agrada.

Juega con el dobladillo de mi falda, listo para bajarlade un tirón, pero como si todo estuviese sincronizado antes que pudiera hacerlo, una voz lo interrumpe.

—¡Juliette! —exclama alguien a lo lejos. Oigo con atención como la suela de los zapatos de esta persona chocan contra el suelo y se acercan a mi con velocidad.

—Maldición —murmura Ethan sin dejar el agarre en mi cadera.

Me río sin poder evitarlo. ¡Ja, en tu cara!

—¿Qué pasó, Eth? ¿Te agarraron con las manos en la masa? —carajeo como si todo me importara una mierda.

Cosa que es realidad.

—Cállate —masculla empujándome contra la pared. Suelta su agarre y caigo al suelo sin poder controlar bien mis piernas.

Ah, que bien. Algo para sentarse ya estaba cansándome.

Observo bajo la tenue luz que la calle me brinda como una figura negra, masculina si me preguntan, aunque sí, puede ser una mujer que sea fortachona. Ya ni sé. En fin, a lo que estaba, empuja a Ethan con fuerzas, provocando que este caiga de espaldas al suelo.

Sí, sí. Este chico definitivamente sabe lo que le conviene. Se queda en el molde y no protesta. Pero eso no le impide a la persona que supuestamente me ha salvado que le de un par de golpes de cortesía.

Cortesía...

Me río como idiota y al ver que el golpeador de detiene me tapo la boca. Que estupida, Dios.

No sé quién se levanta del suelo y corre hacia mi. Wow, esperen que ha llegado mi principe azul.

—Julie —su voz esta agitada—. Julie, ¿estas bien?

Oh, debes estar jodiendome. Esto es una putisima broma de muy pero muy mal gusto. No es ningún principe azul, es el campesino de la aldea.

—Suéltame, Hunter —mascullo con enojo mientras como puedo, me levanto del suelo.

Suspiro al ver el desastre. Ethan renguando hacia la salida del callejón, sangre en el suelo, basura, Hunter, más basura. Identificó mi chaqueta de jean en el suelo. A paso lento y seguro, la recojo. Casi caigo de bruces al hacerlo.

—Uup —río levantándome. Esta iba a ser una caída nefasta.

Observo mi ropa toda rasgada y vuelvo a bufar. ¿Sabes, Ethan, TODO ESTO ES ROPA DE DISEÑADOR?

Sin más remedio, termino de rasgar la tela y la tiro a un costado.

—Juliette... —ahí va Hunter, con su voz de advertencia haciendo como si yo le importara.

—Cállate —es lo único que digo y me coloco la chaqueta, agradeciendo haberla traído. Es como si supuese que iban a intentar violarme.

Echo mi cabello hacia atrás, compruebo la hora en mi celular y comienzo a caminar hacia un lugar más iluminado para buscar un taxi y volver a casa. Quiero dormir.

—Maldita sea, Juliette —Hunter llega corriendo a mi lado.

—Déjame en paz.

—No. ¿Acaso no ves que estás drogada? Te llevaré a casa —dice y camina por delante mío. Dando por sentado que yo había aceptado que me lleve. Eh, sí. Becky es tu perro faldero, no yo.

La Tregua Perfecta (Completa) (BORRADOR)Where stories live. Discover now