46. El equipo te necesita.

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Tengo diecisiete años y puedo declarar que, la vida nunca termina de sorprenderte. Cuando crees que por fin, todo está en orden y calmado, te equivocas. Es solo esa calma que hay justo antes de un gran desastre natural. Y pensé, pensé por un momento que las cosas podrían estar bien. Estaba comenzando a hacerme la idea de que Hunter y Becky están juntos y que yo sobro, estaba olvidándolo. Estaba aceptando que dentro de poco, mamá ya no estaría con nosotras y también aceptando que quizás mi relación con Cas podría mejorar.

A veces me cansa, ¿saben? Me cansa la vida, me estresa y solo quiero volver a los días en los que mi mayor preocupación era ver que broma le haría a Hunter el día siguiente o a donde saldríamos el próximo fin de semana con mi grupo de amigos.

Dejo mis pies colgando de la cornisa y me doy tiempo para observar las vistas. No vengo a este lugar desde esa vez que Hunter me lo enseñó, desde esa vez que me retó a saltar y terminamos jugando en el agua. Parece que han pasado años. Si bien era el "lugar" de Hunter, sabía de sobra que no iba a pasarse por aquí en un buen rato. Por ende, era mío. Mío para ver y disfrutar. Mío para aclararme la mente.

Ha pasado una semana desde que Acacia intentó quitarse la vida. Que horrible suena decir eso. Una semana en la que... Literalemente pasamos por un infierno. Mamá y yo nos unimos aún más al necesitar constantemente el apoyo de la otra. Claro que no duró demasiado, a los tres días cuando los especialistas le dijeron le comentaron sobre los oscuros y retorcidos pensamientos que su hija estaba teniendo, le agarró una crisis de nervios. Crisis que junto a su cancer, la dejaran en una habitación de hospital.

Mis amigos y Theresa han sido grandes pilares. A Hunter... Bueno a él no lo vi demasiado desde ese reconfortante abrazo que compartimos hace unas semanas. Si sé que ha ido a visitar a mamá constantemente porque siempre deja las mismas margaritas, que son sus favoritas.

Ahora, a exactamente dos semanas de el suceso, y teniendo a mi única familia bajo cuidado médico, he decidido que es momento de tomarme un tiempo. Porque estos últimos días han sido como una montaña rusa, en la que apenas he podido pegar un ojo.

Me quedo mirando a un punto fijo por lo que parecen ser horas. No pensaba en nada en específico pero si quería olvidarme y dejar de pensar por un momento. Estaba dando sus frutos.

Alguien se sienta a mi lado dejándome desconcertada. No creo haber estado esperando a nadie. Y no muchos saben sobre este lugar así que me deja a...

—¿Qué haces aquí, Hunter? —preguntó sin mirarlo. Su fragancia lo delataba, además que si se hablábamos de él, siempre tenía como un sexto sentido.

—Te recuerdo que fui yo quien te mostró este lugar.

—Tienes razón —digo. ¿Es tan estúpido como para venir aquí y ponerse a bromear? Me paro y me giro, lista para irme.

Hunter, sin embargo no tenía eso en sus planes. Me toma de la muñeca y me atrae hacia él, tanto que chico contra su pecho. No lo tenía así de cerca hace mucho tiempo. Elevó la mirada, sabiendo que si lo hacía volvería a caer en sus redes. ¿Pero es que nadie entiende que me gusta este chico? Me gusta mas de lo que me vendría bien. Simplemente, no es el chico indicado ya que es un amor que no me corresponde. Y eso debería ser una de las peores sensaciones del mundo, amar y no ser amado.

—Hunter, no hagas esto —digo echándome hacia atrás con una fuerza de voluntad que me termino asombrando.

—¿Hacer qué?

—¿Enserio preguntas? —le suelto con rabia—. ¿Qué crees que somos? ¿Amigos?

—No —habla sin dudar—. Sé que... —me mira a los ojos. Lo extrañaba mucho y quizás por esa misma razón que no podíamos estar así de juntos—. No sé que estoy haciendo o porque me acerqué sabiendo que estabas aquí.

La Tregua Perfecta (Completa) (BORRADOR)Where stories live. Discover now