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Keyla tomó el brazo de Nina cuando vio a Gastón pasar, no habían hablado desde el incidente en la tienda y ella tenía miedo de que todo quedase sin arreglarse. Nina observó al chico y notó que él no las había visto, estaba caminando hacia uno de los bancos para seguramente leer un poco.

—¿Crees que todavía sigue molesto?

—No creo que esté realmente molesto—mencionó ella—. Llevo conociendo a Gastón desde hace años y tiene un mal genio pero raramente se molesta; no creo que lo esté contigo.

— ¿Crees que debería hablarle? —le preguntó.

—Deberías hacerlo—comentó ella—, deberías disculparte.

—Es que fue sin intención sólo quería ayudarlo.

Ella hizo un puchero y Nina negó con su cabeza, para empujarla un poco y así pudiese ir con el pelinegro que ya se encontraba sentado leyendo de su libro.

—Pero sabes que, aunque tus intenciones eran buenas, no todos se sienten cómodos con eso—mencionó—. Quizás Gastón no quería que nada más sucediese, quizás sólo se conformaba con verla.

—Lo sé—bajó la mirada con timidez.

—Ve ahora, está sólo—Keyla suspiró y caminó hacia el banco en donde se encontraba Gastón.

Ella se sentó a su lado lentamente, el chico no se movió en ningún momento por lo que no sabía si no la había visto o realmente la estaba ignorando. Sabía que ella debía hablar, pedirle una disculpa por eso pero tenía miedo de que él la tratara de mala manera.

— ¿Piensas quedarte ahí para hacerme sombra o qué? —le preguntó el chico sin quitar su mirada del libro.

—Gastón, discúlpame—le dijo, el chico cerró el libro y se volteó a verla.

— ¿Por qué? ¿Has hecho algo por lo que debo disculparte?

Su mirada fija en ella le producía cierto escalofrío.

—Yo sólo quería ayudarte a hablar con Kenzie, no quería hacerte sentir incómodo—explicó, le tomó la mano—. De verdad discúlpame, sólo lo hacía con buena intención.

El chico se quedó mirándola y luego le dio una sonrisa corta, se acercó a ella y la abrazó tomándola de sorpresa. Era la primera vez que él tenía ese gesto con ella, era tan extraño pero le gustaba.

—Te disculpo Key, sé que soy un idiota por molestarme por cosas tan tontas pero Kenzie me...me gusta—le dijo sin separarse de ella—. Sé que es sólo un tonto enamoramiento que no llegará a nada; soy menor que ella por muchos años y...ahg esto me da vergüenza decirlo, pero sé que me ve como niño, no importa la edad que tenga, porque soy amigo de su hijo—le confesó.

—Tal vez en diez años tengas oportunidad—lo animó. Gastón se rio.

—Tengo la esperanza que para ese tiempo, yo esté con una chica de mi edad que realmente me guste. Estaré bien.

—En caso de que no encuentres a alguien me tienes a mí.

Gastón se separó de ella y luego la miró. Keyla era la persona más linda y dulce que había conocido; era tan diferente a él pero la sentía tan necesaria en su vida. No había pasado mucho tiempo desde que la había conocido, pero sentía que era algo que realmente no podía nunca apartarse.

Se le acercó un poco y le dio un beso en la frente.

—Gracias, Key.

...

—Keyla, Gastón está aquí—le dijo su papá desde la sala.

Alexa miró a la chica desde la cama y le sonrió divertida.

Lo Que Quieren Los ChicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora