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La tarde estaba lluviosa, aunque ese era uno de los climas favoritos de Keyla. Le recordaba su niñez, cuando su papá le hacía chocolate caliente y veían juntos películas de Pixar; hacía mucho que no lo hacían y desde que comenzó la universidad, tenía la mente ocupada en otras cosas como para acordarse de ello.

Sintió cómo Gastón tomó su mano. No iba a mentir, se le hacía tan extraño pero tan lindo. No conocía ese lado de él, era algo nuevo para ella poder ver cómo se estaba comportando.

¿Una cita?

¿Así era Gastón Foster en una cita?

Había escuchado rumores sobre él, prefirió no creerlos y conocerlo, pero nadie dijo lo lindo que podía ser cuando se lo proponía.

—Con este clima creo que habría sido mejor ir a La Clave de Sol—dijo ella, Gastón la miró e intentó no sacar una conclusión. No quería que fuese así.

—El helado es mejor para hoy—respondió, no quería ir a La Clave de Sol porque estaría Evan ahí.

El chico se acercó a la barra y saludó a la pelirroja que estaba atendiendo. La conocía porque eran casi familia; bueno, no lo era, pero su primo era el mejor amigo de su hermano, era algo parecido.

Pidió dos helados: uno de chocolate y otro de dulce de leche. Le entregó el billete y buscó con Keyla una mesa para poder quedarse y conversar. Ella tomó su helado y se llevó una cucharada a la boca.

—¿Dirías que el helado es tu comida favorita?—le preguntó.

—No, pero me gusta mucho—respondió—. A mi mamá no le gusta que comamos mucho dulce.

—Mi papá me deja comer todo el dulce que quiera.

—Por eso eres así de intensa—respondió, ella lo miró y tomó del helado para llenarle la cara con él.

Él la escuchó reírse y no pudo molestarse por eso. ¿Qué tan tonto podías ser por ponerte así por la risa de una chica?

—El helado tampoco es mi favorito, pero me encanta cada vez que lo como—se llevó otra cucharada a la boca.

Gastón la miró, ¿y sí se acercaba más? ¿Estaba bien?

Existían miles de maneras de cómo ella podía reaccionar si daba un paso en falso.

No lo quería

Pero quería de igual forma hacerlo.

¿Por qué tenía que sentirse así? Sólo le pasaba con ella.

—¿Puedo hacerte más preguntas?—el chico asintió—. Estuve hablando con Evan por chat y fue muy agradable, pero en persona lo noté un poco más alejado, completamente distinto a cómo es por chat.

—Es normal—dijo—. Así somos, por chat es mucho más fácil hacer las cosas porque no nos están mirando, en cambio teniendo a la persona en frente...nos cohibimos por el miedo.

—¿Miedo?

—A qué se den cuenta de que no siempre somos cómo nos mostramos por mensajes.

—¿Por qué?

—Porque somos tontos—dijo—. Ustedes también lo hacen, no puedes echarnos sólo la culpa a nosotros—se encogió de hombros.

—Tienes razón.

La miró y le preguntó lo que quería decirle desde que mencionó a Evan.

—¿Te sigue gustando?

Ella lo miró y luego quitó la mirada para responder.

—Sí, me gusta.

—¿Él te ha dicho que le gustas?

—No pero lo presiento—respondió, Gastón sabía que no era así.

¿Qué tenía el ser humano en fijarse en quién no se fijaba en él?

—A mí me gustas—le dijo sin pena—, me gusta pasar tiempo contigo y me gusta que podamos congeniar fácilmente.

Ella se sorprendió y luego le sonrió. Tomó la mano del chico que por un momento se asustó de la reacción que ella había tomado.

—A mí también me gusta pasar el rato contigo, eres el mejor de los mejores amigos.

Ay deblin, no era eso a lo que él se refería.

—Eso no era lo que dije—habló bajo y notó que ella no lo había escuchado.

Falla una, no volvió a decirlo.

Prefirió callar por esta vez.

Si ella no quería darse cuenta de algo tan obvio, entonces haría que se enamorara de él por las acciones más simples y sin expresarlo tanto. Pero lograría que ella dejase de un lado a Evan y toda su atención quedase en él. Lo tenía claro.


Lo Que Quieren Los ChicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora