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—Creo que me gusta mucho Stuart—confesó Alexa, Keyla se llevó la mano a la boca y la miró con los ojos llenos de sorpresa—, por favor no digas nada.

—¿Cómo no? Si esto es buenísimo—respondió ella—, ¿Han vuelto a salir?

—Ayer lo hicimos—respondió—, creo que...no sé, es diferente. Él es muy tranquilo.

—Sí, Stuart es muy tranquilo y despreocupado, ¿eso no lo hace genial?

—Yo me preocupo por todo.

—Pues necesitarás a alguien que pueda ayudarte con eso—la codeó para molestarla, Alexa bajó la mirada al suelo y Keyla pudo notar que se había sonrojado un poco, pero no quiso molestarla con eso.

Ella entendía esas dudas del primer momento, le había pasado con Gastón también. Cuando pasas mucho tiempo con alguien y comienza a gustarte, no sabes si realmente te gusta o es porque ha influído todo ese rato juntos. ¿Podría decirse que es más como un miedo? A aceptar que realmente te gusta.

Alexa suspiró.

—Esto es nuevo, ¿sabes?—le dijo—. No sé qué me sucede con él, no he dejado de pensar en él desde que lo vi ayer.

—Woah—dijo Keyla.

—¿Crees que es malo?

—Para nada—respondió ella—Stuart es un buen chico, Gastón siempre dice que es su mejor amigo. Además prepara buenos emparedados y a ti te gustan.

—Sí, pero hoy no fue a clases, o eso entendí que me dijeron—dijo ella—, le pregunté a uno de sus compañeros de clase y dijo que no había ido. Creo que quiere esquivarme.

— ¿Por qué él haría eso?

—Porque lo besé ayer.

—¿QUÉ?—preguntó exaltada, luego se sentó nuevamente en el banco y sonrió—, Oh por dios, oh por dios.

—Ya, quieta, no es para tanto.

—Sí lo es.

Keyla sólo quería llegar y contarle a Gastón, estaba seguro que él lo sabía también pero necesitaba celebrarlo con él.

...

—Me alegra verte hoy, Gastón—le dijo Evan al pelinegro. Gastón cerró su casillero de los vestuarios y frunció el ceño.

—Hoy hay entrenamiento, era obvio que iba a venir—respondió, Evan se encogió de hombros.

—Siempre tan amable—dijo—, ¿cómo está Roni?

—No sé, ¿por qué no le preguntas tú? Yo no hablo con ella.

—Pero estudian juntos.

—Eso no tiene nada que ver—respondió.

—¿Qué tal si comienza a tener que ver y me ayuda eh?—Gastón lo pensó un segundo.

—Vale—Evan se mostró sorprendido, sabía que aunque le pidiera muchas veces él no cambiaría de opinión, sin embargo lo hizo.

—¿Estás bien?

—¿Qué quieres decir?

—Has aceptado a ayudarme, normalmente te habrías negado.

—Es por el bien de Key—caminó de su casillero a la cancha de fútbol, Evan lo siguió.

—¿Qué tiene que ver Keyla en esto?

Keyla tenía todo que ver a pesar de que no fuese dirigido a ella realmente. Sabía que, si Keyla se enterase, ella misma le habría pedido a Gastón que lo ayudase porque la chica era una romántica, quería que todos fuesen felices y no podía dejar a nadie que se sintiese mal con ello.

—Ayer salí con Keyla al lago—cambió el tema.

— ¿Al lago del pensamiento? —el pelinegro asintió, Evan se mostró interesado, no conocía el lago pero había oído hablar a Gastón varias veces de él—. ¿Estás consciente de lo que dijiste hace como un año sobre ese lago? —le preguntó curioso, Gastón asintió. Tomó una botella de agua nueva y bebió un poco.

—Claro que lo sé, por eso te lo estoy diciendo.

—Entonces es serio.

—Claro que lo es—dijo—, Dean y yo somos personas de palabra, ambos prometimos no llevar a nadie, a menos de que estuvieses seguro de que...

—Que es la indicada.

—Keyla lo es.

Lo Que Quieren Los ChicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora