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Keyla se encontraba en su habitación revisando las notificaciones en su celular, miró el chat de Evan y lo notó en línea, quiso escribirle pero no sabía cómo, ¿qué decirle? Salió de su chat y le escribió un mensaje a Gastón solicitando ayuda.

Escuchó cómo su padre tocó la puerta para luego entrar con cuidado. Ella lo saludó y él se sentó a su lado en la cama.

— ¿Cómo estás cariño? —le preguntó.

—Bien, estaba mirando las noticias de Kloss en Twitter—no había mentido, lo estaba haciendo antes de escribirle a Gastón.

—Una maravilla—mencionó él, ella se rio.

—¿Qué sucede?—Dejó su celular a un lado sobre la cama.

—Ah, claro, por eso vine—habló y se quitó sus lentes de lectura para guindarlos en el bolsillo de su camisa—. Quiero hablarte sobre un tema que debí haberte nombrado hace tres años—se sentó en su cama—; hablemos de chicos.

— ¿Chicos?—ella lo miró con confusión al no entender su punto. Su papá asintió, se apoyó en la cama.

—Ya sabes, esos seres que hacen que tus hormonas se alboroten—dijo serio mirándola y Keyla se sonrojó—. ¿Te gusta alguno? Sé que estás saliendo con este chico Evan, el bonito ese del café que siempre vas.

—Es algo casual.

—No permitas que lo sea, lo casual no logra nada—mencionó él—. Si es así no me agrada.

— ¿Por qué no te agrada?

—Si te ve sólo como algo casual no es el indicado para ti—mencionó—. ¿Tú quieres serlo?

—No, no quiero.

—Entonces puedes ver por qué lo digo—mencionó—. Es algo de padres, no confiamos en los chicos.

— Gastón te agrada.

—Él está en otro nivel—respondió, miró a su hija y le dio una sonrisa—. Es un buen chico por muy sarcástico y extraño que sea, me agrada. Además, es tu amigo, te trata bien, ¿no?

Ella asintió. Gastón era un chico diferente, podía notarlo en el trato con ella. Siempre quería mostrarse como un chico frío pero por dentro era dulce y se preocupaba por sus amigos. Lo notaba por la forma en que hablaba de cada uno de ellos, parecían hermanos.

—Sí, lo hace—comentó—. Es un chico agradable—sonrió.

Su padre la miró y asintió entendiendo la sonrisa que su hija había hecho. Él se sintió de la misma forma cuando conoció a su madre.

—¿Te gusta?—le preguntó.

—¿Quién?

—Gastón—Keyla hizo una mueca y negó.

—Es sólo un amigo, papá.

—Así comencé con tu madre, sólo éramos amigos. Nos casamos y seguimos siendo amigos—le dijo con una expresión graciosa, alzó y bajó su cejas para molestar a su hija—. Eso de ser amigos es muy relativo.

—Papá...

—La cosa es, Keyla, que los chicos suelen ser a veces un poco torpes y no saben cómo decir las cosas que quieren, ¿sabes? Quizás quiere ser tu novio y te dice amiga, así somos, tontos—comentó intentando hacer que su hija viese todo de otra manera—; pero no es como si quisieran serlo, está escrito en nuestra historia y es parte de nuestra biología.

—¿Qué intentas decirme?

Miró a su papá sin entender. Los hombres no sólo decían lo contrario a lo que querían decir, también parecían hablar en clave, no los entendía. ¿Cómo era posible que siendo tan iguales eran tan diferentes a las mujeres?

—No creo que Gastón sea sólo un amigo para ti—le confesó—. Y tampoco creo que para él lo seas.

—Me gusta Evan.

Su padre sonrió y sólo asintió. Tampoco iba a obligar a su hija a darse cuenta, era mejor que ella lo hiciera por su cuenta. Gastón no era un mal chico, lo notaba, y le agradaba que fuesen amigos, quizás también así fuese bueno.

—Ya quería yo que no fuese así por ahora—se dio por vencido y colocó su cabeza en el hombro de su hija, Keyla rio—. ¿Por qué no Gastón?

—No creo que llegue a pasar algo entre nosotros, no tenemos muchas cosas en común—le dijo—. En cambio con Evan sí. Nos gustan las mismas cosas, nos parecemos.

—Los opuestos se atraen, ¿no? Eso dicen—comentó—. Espero que no cambie luego.

— ¿A qué te refieres?

—Que a veces nos retratamos de las cosas y quizás esta es una de ellas.

Lo Que Quieren Los ChicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora