Capítulo 30: ¡Me hallaste!

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La búsqueda fue intensa.
Isanagi peleó con su hermano, gritándole que Mikiarina estaba ahí,  justo a su lado. Sin embargo, todos ya sabían que no era así. Los demás negaban con la cabeza mientras Takeshi intentaba hacer entrar en razón al Sukari menor. Los resultados fueron desastrosos: Isanagi activó su forma demoníaca, el ser más desquiciado del planeta. Sus ojos eran vacíos, de azul a un frío negro que cubrió las cuencas oculares. Un destello blanco se encendió en estos. Como antes, sus piernas fueron convertidas a patas, pero estas eran diferentes. Espeluznantemente diferentes.

- ¿Por qué no sonríen?  -preguntó con una voz lenta, traviesa y perversa

Y en un instante, desapareció.
El grupo buscó y buscó pero solo lograron encontrar la máscara roja que Isanagi llevaba. Acurrieron a la policía, en un intento de tener más ayuda aunque creían que sería igual.
Tres largos días pasaron y aún no hubo rastro de Isanagi. No dejó huellas, o pistas. Simplemente se desvaneció. En la forma en la que Ging lo habría hecho.
Siete largos días pasaron. Se encontró cabello azul en uno de los caminos al bosque, por lo cual empezaron a buscar allí. Nada.
Quince días, veinte días, veintiocho días...
Al llegar a cumplir un mes de desaparición,  las autoridas querían cerrar el caso. No obstante, Takeshi no se dio por vencido. No regresaba muchas veces a casa y se lo encontraba tirado en media carretera, dormido. No comía,  ni bebía. Se arrepentía de haberle dicho a su hermano tales palabras tan crueles. No lo merecía. No merecía ser el hermano de alguien tan brillante como Isanagi. Eran el Ying y Yang. Isanagi era como la luz, y él la oscuridad.
Hacer perder la cordura a la persona que más quiere lo demostraba.

Isanagi no era Mala Suerte.
El problema era la Soledad de Takeshi.

(Narra Isanagi)
Encontré una cueva en las montañas. Sé que me estan buscando, lo sé muy bien. Sin embargo, debo cuidar de Mikiarina por ahora, se siente culpable por lo que pasó esa noche.

- Todo esto es mi culpa -decía entre lágrimas- Si yo no existiera... tú estarías con ellos en este momento y...

- Hey, no es tu culpa -agarré sus hombros- Soy yo... yo fui el que huí ¿por qué me seguiste?

- No puedo separarme de ti

Por un momento, consideré lo que me dijo mi hermano.

- Dime, ¿era cierto?

- ¿Eh?

- Sobre que no eres real...

- Ah... -suspiró apenada- Sí...

- ¿Por qué no me lo dijiste antes?

- Pensé que si sabias que yo no era real, no serías mi amigo. Se siente muy solitario ¿sabes?

- Bromeas, ¿verdad?

- No me refería...

- ¡Tener una amiga imaginaria es más genial que una verdadera! -dije muy seguro- Además, tú ya me conoces. Soy amigo incluso de vegetales

Mikia comenzó a reír, y me alivié de que estuviera contenta. Pero entonces, frenó de golpe y observó la fogata delante nuestro.

- ¿Incluso después de esto seguimos siendo amigos? -preguntó- Digo, supongo que ya no querrás ser el mejor amigo de alguien inexistente

- ¡Mi-kia-ri-na! -golpeé su cabeza levemente- Acabo de decirte que siempre serás mi mejor amiga, ya seas una hada o un ogro

- ¡Esta bien! ¡Ya entendí! -detuvo mi mano

Quedamos en silencio por un rato, mientras el calor del fuego nos abrigaba. Mikia bostezó y se recostó sobre mi hombro.

- Hey, ¿quieres abrir otra galleta?

- Ya sabes que va a salir, Isanagi -respondió cansada

- No importa

Saqué dos galletas y le dí una a ella. La partimos a la mitad y salió el mensaje.

- "¡Te hallé!" -dije

- "¡Me hallaste!" -me siguió Mikia- Ves, te lo dije. Ahora si me disculpas, buenas noches -se recostó nuevamente

- ¡Bien! Buenas noches

- Isanagi

- ¿Qué?

- Sé feliz

Cerré los ojos, y dormí pensando en el por qué de la repetición de la fortuna de Mikiarina. Me preguntó si trata de decirme algo...
Eso ya no importa, mientras pueda verla, todo estará perfecto para mí.
Aunque esas palabras que dijo me den mala espina, por el momento estaré atento a la búsqueda que los chicos han armado.

(Narrador POV)
Da la casualidad que, esa misma noche, todo el grupo decidió buscarlo esta vez, exhaustivamente. Recorrieron el bosque, hasta llegar a la entrada a una cadena de montañas. Una luz naranja alumbraba como faro en la cumbre de una de estas. Takeshi se llenó de alegría,  al igual que todos.
Escalaron, sin importar cuantos rasguños se hicieron.

-¡Isanagi! -Alluka fue la primera en entrar a la cueva, llorando y corriendo lo más rápido que podía

- ¡Alluka! ¡Espera! -Killua la llamó- ¿Alluka? ¿Esta Isanagi allí?

- ¿Alluka? -preguntó en voz alta ___(t/n)

Un grito agudo de terror resonó como eco por todo el perímetro. Todos se alarmaron.

- ¡¿Alluka?! -Takeshi y los demás corrieron dentro de la cueva y se toparon con la pequeña

- Oye, ¿por qué grita...? -el horror hizo que se quedaran petrificados

Draluca apartó la mirada y decidió llamar a la policía. Alluka se aferró a su hermano mientras temblaba y ___(t/n) sujetó el brazo de Killua fuertemente. El albino y Takeshi se atrevieron a mirar horrorizados aquella horrible escena.

Isanagi dormía plácidamente, al lado de un cadáver en descomposición de lo que al parecer era una chica. La joven tenía mordidas y rasguños de osos por su rostro, piernas y abdomen. Pero, algo llamó la atención entre esas putrefactas manos: habia una galleta partida a la mitad la cual contenía una notita. Takeshi se cubrió la nariz y se acercó para poder leer que decía en la hoja de ella como la de su hermano.

Y finalmente pudo comprenderlo.

Isanagi no era Mala Suerte.
Y Takeshi no era Soledad.
Ambos solo eran piezas de un puzzle, el cual se acaba de resolver.

"¡Te hallé!".

"¡Me hallaste!".

Demon || Killua y Tú (Hunter X Hunter) Where stories live. Discover now