00. Desde el otro lado

256 47 13
                                    

           

00. Desde el otro lado

Todo el tiempo me siento como si estuviera flotando. Es como estar en un sueño que no termina. Demasiado eterno. Trato de tocar las cosas, pero las siento como si fueran de goma, sin carne, sin materia. Es un estado muy soporífero. A veces, cuando algo me llama la atención, mi energía vuelve. Pero si no lo hay, lo único que hago es volver a perder la conciencia.

Si esto es un sueño, un gran sueño, odio que siempre haya gente que termine en mi habitación, en mi casa. Mi habitación es mi espacio. Mi lugar. No puedo salir de aquí de todas formas. Solo a veces me dan ganas de dar vueltas por la casa, pero, en general, prefiero volver aquí. Una vez traté de salir, de irme caminando a otra parte, pero la casa me retuvo como si fuera un imán y yo fuese un pequeñísimo trozo de metal. ¿A dónde iría de todos modos?

Observo a la chica que hace algún tiempo (¿días, semanas, años? No estoy seguro) duerme en mi habitación. Tiene ojos verdes y cabello castaño claro. No puede tener más años que yo, ¿pero qué edad tengo yo realmente? ¿Cuánto tiempo he estado así? ¿Siglos? Al principio, trato de asustarla para que se vaya. Pero esos juegos ya no tienen la misma diversión que tenían como cuando vinieron los primeros inquilinos. Lo único que quiero hacer ahora es que me noten. ¿Ellos pueden escucharme?

Cada día me siento más hundido, con menos fuerza. Siento como si fuera a desaparecer. La chica de pronto, hace algo que llama mi atención. Comienza a armar una hilera de fichas de dominó hasta armar una ele. ¿Está esperando que yo haga algo?

Otra persona entra a la habitación. ¿Es su madre? Se parece mucho a ella. Pierdo el interés enseguida. Vuelvo a mi estado soporífero.

Pero ella lo vuelve a hacer. Vuelve a construir la hilera cuando su madre ya no está en su habitación. Esta vez me acerco y lanzo la ficha al suelo. Hace que todas las demás caigan y, por sobre todo, hace que la muchacha se levante corriendo. Me río. Está asustada. Estoy alejándome otra vez, cuando escucho una pregunta tras de mí.

—¿Hay alguien ahí?

Me giro (floto) sobre mi eje. Un interruptor se enciende en mi interior. ¿Está hablándome? Vuelvo a lanzar esa maldita bola de metal hasta el clóset que antes tenía mi ropa y ahora está lleno de la suya. Otra vez se asusta y hasta creo que saldrá corriendo. Pero se queda ahí.

—¿Quién eres?

Otro interruptor se enciende en mi interior, haciéndome más fuerte.

Luciano. Soy Luciano.

—Haremos esto—dice con el semblante asustado. Le castañean los dientes—, por favor. Necesito preguntar cosas. Un golpe significará no y dos golpes, significarán que sí. ¿De acuerdo?

Ella no me mira. Mira a la distancia, pasando de mí. Camino hasta su costado izquierdo y golpeo la pared dos veces.

De acuerdo, pienso.

Suelta un grito. La chica está muy asustada.

No estés tan asustada, me dan ganas de decirle. Pero no me oiría. Nunca me oyen. Otra vez pienso que se irá, pero continúa donde está. Aquello llama profundamente mi atención. Nunca antes alguien había respondido mi llamado. Siento como si el estado soporífero se disipara.

T-tu nombre comienza con ele, ¿verdad? —tartamudea, con voz suave.

. Dos golpes. 

D-de acuerdo—contesta ella, como si estuviera tratando de controlarse para no salir corriendo—. ¿P-Puedo llamarte Ele?

Nadie se había dirigido hacia mí en una infinidad de tiempo. Ele me gusta.

Dos golpes.

—Ele, ¿ésta es tu casa? —pregunta, tanteando.

Es mi casa. Yo vivo aquí. Papá compró esta casa cuando yo tenía apenas dos años. He pasado toda mi vida aquí. Dos golpes.

Debes saber que esta casa es mía, ahora.

No, respondo mentalmente, al mismo tiempo en que golpeo una vez.

Su rostro cambia de asustado a constipado.

Ele... ¿q-quieres hacerme daño?

No puedo hacerte daño. No quiero hacerte daño. Un golpe.

Entonces, ¿por qué estás aquí?

¿Cómo respondo a esa pregunta? ¿Por qué estoy aquí? Ni siquiera sé en qué lugar estoy.

¿Esta es tu habitación?

Ahora tengo la sensación de que yo le pertenezco a la habitación.

Ahora es mía—me dice. ¿En qué lugar quedo yo, entonces? Hace una pausa larga, sin saber qué preguntar. Yo también tengo muchas preguntas—¿Puedo ayudarte de alguna forma? —agrega.

¿Puedes ayudarme?, le pregunto. Aunque no puede verme. Decido darle una oportunidad. Dos golpes.

¿Y cómo? —pregunta, frustrada.

No espera una respuesta, evidentemente. Sin embargo, se pone a montar todas las piezas de dominó otra vez.

—¿Crees...—pregunta, todavía temblorosa—... crees que puedas dejar caer las piezas?

Camino hasta posicionarme frente a ella. Sigue asustada. Es la primera vez que deseo no asustarla. Es la primera vez que mantengo una "conversación" en muchísimo tiempo. Pongo mi mano en la primera ficha y todas las demás empiezan a caer, una a una.

Se nota que te gusta botar mis cosas al suelo... —dice en un tono más relajado.

Sonrío. Golpeo el suelo dos veces. 

Se ríe sin poder dejar entrever que sigue asustada de mí. De mí. Cierro los ojos, frustrado. ¿Qué diablos puedo hacer?

—Ele—me pregunta, tras un prolongado silencio—, ¿sabes que estás muerto?

Aquello me pilla de sorpresa. No sé cómo responderlo.

No estoy muerto.

No respondo. Me retraigo hasta la parte más oscura de lo que soy ahora y vuelvo a sentirme flotar. Me escondo y mi conciencia vuelve a dormirse.

¿Cómo podría estar muerto, si aún soy consciente de mi existencia?

____________________

El fantasma ya tiene un nombre. 7w7

Por cierto: Acabo de crear un grupo de facebook para comentar las historias que he hecho hasta ahora. El nombre es: HISTORIAS DE YOUNGBIRD93 (originalidad es mi segundo nombres, guys).

La canción de multimedia es para darle más intensidad a la lectura.

Con amor,
Polette.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Más allá de lo visibleWhere stories live. Discover now