14. Ayudando a los primos

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Patricio

Ya falta poco para la hora de salida, pero Félix no se encuentra animado y eso es muy raro viniendo de él. Pongo un pie en el banco en el que está sentado, entonces apoyo un papel en aquella mesa del aula.

—Escribe —ordeno.

—¿Disculpa? —Levanta una ceja y me mira—. ¿Qué quieres que escriba? La profesora ya se fue. —Me mira confundido.

—No, que escribas tus sentimientos. —Muevo el dedo—. Ahí, ahí.

—¿Te volviste cursi o qué? —Bufa—. Yo no necesito esas cosas.

—Sé que has tenido muchas novias, todas satisfechas. —Río—. Pero llega un momento, que viene el amor de tu vida. —Exagero—. ¡Y no sabes cómo confesarte! —Alzo el puño y luego sonrío amigable, más pacífico—. Por eso voy a ayudarte, escribe eso. —Le pego un golpecito en la cabeza.

Indeciso, se lo piensa, pero luego agarra un lápiz y comienza a escribir.

—Bien hecho. —Le doy dos golpecitos en la espalda y vuelvo a reír—. Bueno, te dejo concentrarte, así de paso, voy a mi casa temprano, que le dije a mi hermano que lo acompañaría al autódromo.

—Pero creí que no te gustaban esas cosas —acota.

Muevo los hombros.

—¡Puf! Es mi hermano. —Río otra vez—. ¿Qué se le va a hacer? —lo saludo y me retiro—. Ya me voy.

Cuando es la hora y toca el timbre, entonces salgo rápido del colegio. Corro pero me detengo al atravesar la reja, me giro al visualizar a Katerina sentada y llorando en el suelo.

Ahora que me doy cuenta, no la vi en clases hoy.

Me le acerco, me agacho poniéndome en cuclillas y la llamo al verla así. Ni siquiera se ha percatado de mi presencia.

—¿Katty?

Levanta la vista y me mira.

—¿Ya salió Félix? —pregunta.

—Creo que va a tardar un poco. —Miro a la puerta y vuelvo a verla a ella—. ¿Qué sucedió?

Niega con la cabeza.

—Nada.

—Uno no llora por "Nada".

—No te importa. —Frunce el ceño y muestra su carácter—. Ya lárgate —expresa molesta y le hago caso.

Me levanto.

—Bueno, como quieras. —Me giro pero me sobresalto cuando me abraza por detrás—. ¡¿Qué te pasa?!

—No te vayas.

¿Acaso es bipolar? ¿Qué le sucede? Definitivamente está loca. Esto me pasa por ser amable y ahora ya no me quiere soltar. Mala suerte la mía.

Herencia Ricoy (R#10)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora