Herencia Ricoy (R#10)

50. No es ella

Katerina

Mi mamá se comporta raro frente a la abuela. Sabía que no se llevaban bien pero ¿Hace falta esa reacción? Parece que hubiera visto un fantasma.

—Vete de aquí ahora —le exige frustrada.

—¡Oh! —exclama la abuela satisfecha—. Si realmente querías despacharme, no debiste despedir al pobre hombre de seguridad, creo que no lo pensaste bien. Otra decepción, pero puedo vivir con ello. —Se ríe.

Mamá respira agitada y no responde. Se queda callada ¡No hace nada! ¡¿Quién es esta mujer cobarde y qué ha hecho con mi madre?!

—He venido a demostrar mi disconformidad con respecto a la chica que lastimosamente tiene nuestro apellido —continúa la abuela hablando de Tatiana—. Que decisión tan absurda has tomado otra vez. Peor, ilegal. Nuevamente manchando el nombre de tu padre, qué vergüenza.

No me gusta a donde está yendo esta conversación ¡Qué ni siquiera es una, porque mamá no hace nada!

—¡¿Qué te pasa?! —digo irritada—. ¡Defiéndete!

—Katerina, esto es cosa de mayores, yo me encargaré desde ahora —exclama la abuela, pero antes de que pueda contestar, la puerta de la oficina se abre.

David entra sonriente.

—Genial, porque ya llegué.