No Te Concedo Un Para Siempre

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Samantha me despertó como a eso de las 6:00 de mañana para comenzar a prepararnos. Estos últimos días con ella han sido... extraños. No es la primera vez que me quedo con Samantha luego de escaparme de uno de mis hogares adoptivos, pero esta vez como que la cosa no me da buena espina.

—¿Quieres algo de comer?—Samantha pregunta.

—No, está bien. Iré a prepararme—dije, dirigiéndome al baño.

Ya dentro de una hora estábamos listas y nos encaminamos a la corte.

Al llegar, veo a Sydney y a Jackson sentados en uno de los bancos y los saludo con un gran entusiasmo. Me sentía muy feliz de verlos; la realidad es que me hicieron falta.

Al rato de acomodarnos en nuestros lugares, llega el juez. Este presenta el caso y le da el piso a Samantha.

No entendía muy bien de que estaban hablando, pero no se veía nada bueno. Las caras de Sydney y Jackson estaban tan amargas que podría jurar que humo les iba a salir por los oídos en cualquier momento.

Ya sabía yo que algo no andaba bien.

Luego de que Samantha hablara, le dieron el piso a Sydney y a Jackson.

Presentaron su caso, y la verdad es que las palabras que salieron de la boca de Sydney sobre por qué no se quedaron conmigo, no es para nada a las veinte-mil versiones que imagine en los pasados años.

—Éramos demasiado jóvenes. Claro, queríamos quedarnos con Jackie y criarla, y que tuviera esa certeza durante toda su vida que sus padres la amaban incondicionalmente y que la iban a proteger ante todo mal...—comenzó, una sonrisa triste plasmada en su rostro. —Pero la realidad es que no podíamos darle una vida estable. Apenas estábamos saliendo de la high cuando me enteré que estaba embarazada de Jackie, no tenía trabajo y estaba viviendo con mi mejor amiga, sustentándonos con los ahorros que teníamos—termina.

—¿Y usted, Sr. Woods?—pregunta el juez.

—Yo había empezado ya la universidad cuando me enteré que Sydney estaba embarazada. Igual no tenía trabajo y me sustentaba con el dinero que mis padres guardaron para mí cuando comenzara a estudiar. Hubo un momento en el que estaba listo para dejarlo todo y enfocarme en mi hija, pero la realidad es que iba a ser todos los sacrificios equivocados. La vida que le íbamos a dar, no iba a ser la que nosotros como padres queríamos para ella—dijo.

—Lo debatimos por la mayoría del embarazo, pero decidimos que lo mejor era darla en adopción; darle la oportunidad de que prosperara y que cuando se le abriera una puerta, pudiera hacer todo lo que se propusiera sin la preocupación de que no íbamos a poder apoyarla—finalizó.

—En fin, queríamos lo mejor para ella. Nosotros en aquel momento, siendo solo adolescentes apenas comenzando sus vidas, no éramos lo mejor. Sin embargo, ha sido un milagro que la vida nos hiciera cruzar caminos nuevamente, y Jackson y yo no pudiéramos estar más felices jamás en nuestras vidas que como lo estamos en este momento—Sydney dice, dirigiendo su mirada hacia mí. —Queremos volver a estar con nuestra hija. Queremos darle la vida que nunca se le dio y darle la oportunidad de que prospere y sea la mejor versión de sí misma.

Hubo un silencio sepulcral en la corte. El juez y el resto del jurado simplemente nos miraban a mí, a Sydney y Jackson.

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Después de un receso y que el juez haya hecho su decisión, volvimos a nuestros lugares.

‒Me compadezco con su caso, verdaderamente que sí, pero no puedo concederles la custodia completa. Pero si pueden tener custodia compartida temporaria‒ dijo el juez. ‒Se realizarán inspecciones sorpresas en cada uno de sus hogares frecuentemente por un debido tiempo. La primera determinará si están aptos para cuidar de Jackie—y con eso cerró el caso.

Eso fue bastante rápido, pero la cara de Samantha tenía una expresión extraña. Estaba molesta...

‒Tienen suerte que les concedieron custodia temporaria‒dijo Samantha. ‒Tienen evaluación familiar en un mes y pasaran alguna vez esta semana a inspeccionar sus hogares‒dijo y se despidió.

Sydney le dirigió una mirada de muerte y Jackson solo negó con la cabeza.

‒¿De qué trataba todo eso?‒ pregunté.

‒No lo sé. Pero vámonos de aquí y desayunemos algo‒dijo Jackson.

Sydney aún no hablaba. Sólo caminó con nosotros.

‒¿Qué te pasa?‒le pregunté a Sydney.

‒Samantha no quiere que me quede contigo, eso es lo que pasa‒dijo y siguió hacia delante.

Yo solo la miré y seguí detrás de ellos.

Hablemos©Where stories live. Discover now