El Mundo es Pequeño

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Jackson me dejó en la escuela y se fue, pero en cuanto me aseguré que estaba fuera de su vista lo seguí hasta dónde se iba a encontrar con aquel tipo; Cody, creo que era su nombre. Hace par de noches lo escuché hablando con Sydney y otro muchacho que, asumo que era Mason, hablando por teléfono.

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Espera, ¿Cody pasó por tu apartamento? ¡¿Y Jackie fue quién contestó la puerta?! ¡¿Qué diablos, Jackson?!‒Sydney grita.

¡Estaba en la ducha, Syd! De todos modos, me pidió que me encontrara con él en un local que hay cerca de la escuela de Jackie‒ Jackson dice.

—¿No te dijo por qué?—una voz masculina pregunta... Mason.

—No—Jackson responde.

—Recuérdame de nuevo porqué accediste a encontrarte con él si no sabes la razón en el primer lugar.

—Porque sé mejor que decirle que no a esa rata, Mason. Ya no tenemos diecinueve años y ahora sí tenemos todo para perder—Jackson dice casi en un suspiro.

¿Se refiere a mí?

De momento hubo un silencio, y luego habló Mason nuevamente.

Está bien, Jackson. ¿A qué hora se encontrarán?‒pregunta Mason.

Justo después que deje a Jackie en la escuela.

Dejé de prestar atención porque ya no había nada interesante que escuchar y tenía sueño.

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Jackson se aparcó al frente de un pub, se veía molesto y en verdad espero que no haga algo estúpido. Iba a acercarme más cuando alguien me agarra y me tapa la boca con su mano.

‒¿Nunca te han dicho que no metas tu nariz en los asuntos de los demás?‒sonrío al escuchar la voz familiar.

‒No, pero deberías de aplicarlo, Alex‒ le dije y me volteé para abrazarlo.

Él me tomó en sus brazos y me dio la vuelta.

‒¿Qué haces aquí?‒le pregunto.

‒Samantha encontró a mi padre y dijo que me podía quedar con él, en cuanto lo contacte‒dijo.

—¿Tu papá es de aquí también? Qué cosas, ¿no?

—Si, pero Samantha dijo que en lo que consigue contactarlo, que le preguntara a él si me pudiera contar más sobre mi padre. Supuestamente se conocen desde años—dice apuntando hacia donde estaban Jackson y Cody.

—¿El de pelo claro?

—No, aquel—dice refiriéndose a Jackson. —Jackson, creo que era su nombre.

Estaba confundida... ¿Quién será el padre de Alex?

Estaba a punto de hablar cuando escucho que me llaman.

‒Jackie, ¿qué haces aquí?‒escucho la voz de Jackson retumbar en mis oídos.

Mierda...

‒¿Vine a espiarte?‒dije, encogiendo los hombros.

‒Vamos‒dijo y me jaló del brazo.

Dejé que me llevara y me despedí de Alex con la otra mano.

Nos montamos en el carro y nos fuimos. Era un viaje corto, pero el silencio lo hizo eterno.

‒Lo siento‒dije en voz baja, pero bastante alto como para que me escuchara.

Jackson suspiró y me miró.

‒Lo hablamos en casa‒dijo y se despidió de mí.

Asentí y me bajé del auto. Para mi suerte, tenía el primer periodo libre.

‒Tienes suerte de que la guardia no está hoy‒ escucho a alguien detrás de mí decir.

Me volteo y veo a un chico alto de cabello castaño claro y de ojos color avellana. Parecía un niño de lo bien cuidada que estaba su piel.

‒Sí, supongo‒dije.

‒De todos modos...‒comenzó a decir. ‒Ya está a punto de sonar la campana y todos los estudiantes tenemos que ir al teatro. Adiós‒dijo y se fue.

Que chico más raro... La campana sonó y me fijé que todos los estudiantes empezaron a bajar al teatro, así que me uní a ellos.

No tenía idea de dónde estaba mi grupo y apenas había asientos. La única silla vacía que había era al lado del chico ese raro que me encontré en el portón cuando llegué. Suspiré y me senté.

Brutal.

‒Así que el destino nos une de nuevo‒ escucho que dice.

‒Eres muy extraño, ¿sabías?‒dije.

‒Eso me han dicho. Discúlpame un momento‒dijo y se levantó.

Se encaminó hasta la tarima y tomó el micrófono.

‒Buenos días a todos y gracias por estar aquí. Mi nombre es Peyton Brookes y soy el presidente del curso de teatro‒dijo. ‒Hoy se estará presentando una charla sobre...‒dejé de prestar atención.

¡¿Qué?! Se veía demasiado joven como para ser presidente de un curso.

En esta escuela, escogen a un estudiante de último año o un maestro para que dirija un curso cuando el encargado de ese departamento no está. Pero este chico es muy joven como para dirigir un curso por su propia cuenta.

‒Gracias por su atención, ahora con ustedes, la Srta. Jones‒dijo y se sentó en su asiento nuevamente.

‒¿Tú eres el presidente del curso?‒ pregunto.

‒¿Por qué eso es tan difícil de creer?‒ pregunta y ríe.

‒Eres demasiado joven.

‒Tengo diecisiete años. No soy tan "joven" como piensas–dijo con una sonrisa ladeada.

‒O sea, ¿que tú eres el que se encarga de ver que estudiantes pueden y no pueden entrar al curso?

‒Eso es así. Yo y el profesor que está encargado del departamento‒dice.

Asentí y me volteé hacia al frente.

La charla duró dos horas y honestamente, estaba feliz de que se haya acabado. Al salir, me dirigí a la cafetería, y para mi sorpresa, me encontré a Alex.

‒Hola, tú‒digo.

‒Hola...‒dijo algo incómodo.

‒¿Qué te pasa?‒pregunto.

‒Samantha no me ha llamado para decirme si se contactó con mi padre. Y pues, tampoco tuve la oportunidad de hablar con aquel tipo‒dijo.

—¿Te refieres a mi padre?—dije en un tono incómodo.

—¿Ese muchacho es tu padre, Jackie?

—¿Qué pensabas que era?

—Pues...—me dio una mirada embarazosa.

Y ahí capte.

—¡Asco, Alex!—dije y le di un puño en el hombro.

Ambos nos reímos y optamos por caminar, y ponernos al día.

—Oye, ¿y qué sabes de tu padre?—pregunto.

—Según lo que me dijo Samantha, pues se crio aquí en esta ciudad, pero no conoció a mi madre hasta después que comenzó la universidad. Es una persona exitosa, pero viaja demasiado. Y eso es lo que sé hasta ahora.

—¿No te dio un nombre o algo así?

—Dijo que no quería ilusionarme en caso de que esto no salga como queramos.

Después de eso ninguno habló. Para mi desgracia, la campana sonó así que tuve que irme y dejar a Alex. Pero le dije que me esperara para que conociera a Sydney.

Hablemos©Where stories live. Discover now