SIETE

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Camila apenas y quería salir de la cama. Después del episodio del día anterior se instaló una intensa incomodidad por parte de la latina. Aunque Lauren había pensado que todo iba a mejorar después de haber estado con aquella cercanía estaba completamente equivocada.
Camila se moría de la vergüenza, no podía ni siquiera ver a la cara a la chica de ojos esmeraldas.

–Yo... hmmm... solo te quería avisar que saldré a comprar el desayuno.–Camila escucho la voz de Lauren y aunque no quería mirarla no pudo evitar girar en dirección de donde provenía su voz. Y la pudo ver, recargada en el marco de la puerta de la habitación.
Camila asintió con un movimiento de cabeza y volvió a girarse mirando el techo del cuarto. Después de unos minutos se escucharon los pasos de la ojiverde, segundos después el sonido de la puerta principal cerrarse. Dejo salir un suspiro dejándose comer por sus pensamientos.

Ambas se encontraban sentadas en la mesa tomando el desayuno que minutos antes Lauren se encargó de comprar. Camila bajo la mirada y se maldijo al haber elegido la silla que justamente estaba al frente de Lauren.

La latina vio como Lauren sacaba la comida de la bolsa y le ponía frente a ella su café y abría una caja llena de donas de diferentes glaseados.

–El capuchino es tuyo.–Comentó Lauren queriendo romper el silencio y Camila solo asintió.

–Gracias.

–No sabía de que tipo de donas te gustan, así que traje una de cada tipo que había.–Explicó Lauren tomando la glaseada de chocolate.

Camila observó que no quedaban más de chocolate en la caja, se le hizo agua la boca al ver cómo Lauren lentamente la acercaba a su boca.

–¿Se te antojó está?–Lauren le pregunto sin llegar a darle un mordisco.

–No, tu la viste primero, es tuya.–Camila respondió tratando de alejar su antojo.

–Tómala Camila, no pasa nada.–Lauren se la tendió con una sonrisa en sus labios. La latina no se lo pensó dos veces y tras tomarla le dio un gran mordisco, cerró los ojos para saborearla mejor. Al abrirlos se encontró con la mirada de Lauren acompañada de una sincera sonrisa.

–El bebé tuvo antojo he...–Comentó Lauren dándole un mordisco a una dona que había tomado de la caja.–Supongo que tendremos que hacer la compra hoy.–Hablo Lauren después de tragar. Camila dejo de tomar su capuchino para escuchar atenta.

Camila jamás pensó que todo eso va en el paquete de vivir en un lugar que no es la casa de tus padres, ella no tenía ni idea de todas las responsabilidades que se le venían encima. Aún así, solo asintió al comentario de Lauren sin agregar nada más.

–Bien. Me avisas a la hora que quieras ir. Hay un súper cerca de aquí.

Lauren se levanto de la silla tirando en el contenedor de basura el vaso una vez que termino de desayunar. Salió de la cocina llegando al pequeño estudio como pensaba llamarle. En el había acomodado sus cosas para la fotografía. Camila no lo noto pero el día anterior cuando ella estaba tomando su siesta a Lauren le llegaron unas cuantas cosas por paquetería que incluía su impresora y el papel para revelar. Lauren no pensaba privarse de su gusto por la fotografía por lo que antes de salir de San Francisco le dejo todo pedido y pagado.

Camila llevaba cerca de veinte minutos observando una Lauren muy concentrada trabajando en su computadora portátil, tan concentrada que ni siquiera noto la presencia de la chica latina. Aunque Camila se estiró lo más que pudo no fue capaz de ver con exactitud lo que hacía Lauren. Pero al ver la cámara supuso que sería algo de fotografía, la curiosidad no pasaba así que camino adentrándose al cuarto, se lamentó al escuchar un ruido que provocó ella al chocar con el contenedor de basura que no vio. Lauren giró al escuchar el ruido y no supo que hacer más que darle una nerviosa sonrisa.

–Me preguntaba si podemos ir al supermercado.–Camila hablo con nerviosismo en su voz.

–Oh, claro. ¿Tienes mucho tratando de llamarme?–Pregunto Lauren bajando la pantalla de la computadora.

–Un poco.–Respondió Camila de pie en el mismo sitio.

–Discúlpame, me suelo perder cuando estoy editando.–Se disculpó incorporándose, caminando hasta Camila, está parpadeo saliendo del lugar rápidamente.

Al llegar al supermercado Lauren tomo un carrito para echar la compra, alcanzó a Camila quien miraba desconcertada a su alrededor. Está sintió a Lauren caminar a su lado pero no dijo nada.

–¿Nunca has hecho las compras cierto?–Lauren le pregunto a Camila después de estar caminando sin rumbo por los pasillos de súper. Camila negó apenada.–No te preocupes yo acompañé una que otra vez a la señora del servicio cuando era niña y tengo un ligero recuerdo.–Lauren le sonrío tranquilizadoramente a Camila.

Caminaron recorriendo los pasillos del súper tomando las cosas que creyeron indispensables; pastas, legumbres, frutas, cereales, leche, huevos, yogurt, entre otras cosas. Cuando menos lo pensaron el carrito ya estaba lleno así que ambas pensaron que ya era suficiente.

Al llegar a la caja después de que escanear todos los productos que llevaban Camila abrió los ojos muy grandes, no pensó que fueran más de 200 dólares en lo que llevaban pero resulta que se pasó de esa cantidad. Lauren solo saco el efectivo pagándole a la cajera. Ciertamente ninguna de las dos estaba acostumbrada a hacer las compras ni mucho menos preocúpese por el dinero.

Al llegar al departamento ambas guardaron las cosas que habían comprado en el supermercado. Al terminar, Camila se excusó para ir a tomar una siesta, Lauren solo asintió y sin decir ni una palabra más Camila se fue a la habitación cayendo profundamente dormida.

Creo en ti  [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora