Capítulo 10: Especial

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Clara:

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Clara:


Al día siguiente (jueves):

Me levanté a las seis y media como todos los días.
Dedayuné, me lavé los dientes y fui a vestirme. Elegí unos pantalones ceñidos y una blusa de tirantes blanca. Después me peine y me dirigí a la entrada de casa. Mi madre me esperaba allí, estaba recogiendo las llaves del coche. Me colgué la mochila y nos dirigimos al garaje.
Una vez allí, nos montamos en el coche y nos dirigimos al instituto. Normalmente, en el trayecto solía leer, pero aquel día no me apetecía hacer nada y me acurruqué en la ventana.
Me desperté de mi pequeño sueño cuando mi madre estaba a punto de entrar en la rotonda. Abrí la puerta y me colgué la mochila.

- Que tengas un buen día, cielo - me despidió.

- Adiós - respondí.

No había nadie en la rotonda y me quedé obsevando como mi madre salí de allí por la salida contraria, en dirección a un aparcamiento delante de las cabañas azules, donde ella trabaja como espía para desenmascarar a esos tipos.

Miré el móvil, eran y media así que no me di mucha prisa en llegar a clase. Di un pequeño paseo por los laberintos y me dirigí a clase.
Eran menos veinte y estaba delante de la puerta de mi clase, la abrí. Llegaba la primera, como siempre.

No se podía decir que yo hubiera tenido una infancia feliz. Mi padre murió cuando yo era pequeña, pero no tan pequeña para no darme cuenta de lo que pasaba. Desde entonces mi madre ha cuidado muy bien de mi, aunque yo no demuestre todo el rato que lo agradezco. Me parece que es la mejor madre del mundo porque me ayudado siempre en todo y ha hecho que la muerte de papá sea más llevadera.

- ¡Clara! - me sacan de mis pensamientos.

- Hola, Gabi -. Gabriela es mi mejor amiga, es la única que me comprende, es la única en la que puedo confiar.
Tenía el pelo rubio y los ojos verdes, era bastante guapa.

- ¿Qué tal? - me preguntó.

- Igual que siempre, ¿y tú?

- Igual - contestó. Gabriela había perdido a su madre con cinco años por culpa de un cáncer, así que nos comprendiamos, nos llevamos muy bien el primer día de clase.

- ¿Las niñas no te han aportado algo nuevo? - preguntó. 

Yo le había contado lo de las casetas y lo de las chicas de primero.

- Me han servido de gran ayuda - contesté -, pero tampoco hablemos así de ellas, no las estoy utilizando.

Fue a decir algo más pero entró el profesora y comenzó la clase.
No presté mucha atención, menos mal que era plástica. Se me da muy bien dibujar según Gabi, mi madre dice que lo heredé de mi padre.
A veces, me paró a pensar que no encajo en este mundo y me planteo... pero no, no lo haré. Mi madre no soportaría perder a alguien más y Gabi tampoco y las chicas de primero me necesitan, sino ya estarían muertas. N/A: Nuestros sentimientos, idiota!
Este tema es muy serio, parece que por que lo este tratando una joven no es para lanzar cohetes. Pero yo solo advierto, si no te andas con cuidado morirás. Parece muy de película, pero es verdad. Preguntadle a mi padre, ¡oh, espera!, ellos lo mataron. Me enfada un montón pensar en estas cosas, pero simplemente pasan por mi cabeza y... ¡Ahhh!

- Oye - me interrumpió Gabi. Cuando nos notamos furiosas o distantes entre nosotras, intercalamos conversación para relajarnos -, ¿qué color quedaría mejor con este? - me enseñó un lápiz verde agua.

Se lo arrebaté de las manos y pinté una línea en un trozo de papel para comprobar que pinta de ese mismo color.

- Como es un verde agua - expliqué - podrías usar azules y verdes más oscuros simulando el mar.

- Esta bien. Gracias - dice.

El trabajo de esa semana era expresar nuestros sentimientos mediante un dibujo.
Gabi había dibujado el mar porque quedaban pocas semanas para que terminase el curso y ya se sentía libre.
Yo había dejado de lado los colores alegres y me había centrado en los colores fríos y oscuros. Había dibujado una sombra en un bosque oscuro al anochecer. El color que más usaba y más se distinguia era el plata. Me obsesionaba el plateado. Era un color tan distante, pero que a la vez decía todo.
Me resultó muy curioso, que cuando nos estábamos conociendo, Gabi comentó que le encantaba el color oro. Por mi cumpleaños me "regaló" (porque yo ya lo sabía, habíamos juntado pequeñas joyas nuestras para hacerlo) una pulsera de oro y plata (pero no la típica,una parte de oro otra de plata, sino que se dividían en dos y algunas partes del oro se metían en la plata y al revés. Eso era símbolo, para nosotras, de amistad) con nuestras iniciales grabadas.
Mi madre me regaló un bloc nuevo de dibujo y un pack nuevo de lápices, entre los que resaltaba el plateado.

Por fin terminé el dibujo y se lo entregé a la profesora.

- Clara - me dijo -,  ¿tienes problemas? Tu dibujo expresa tu parte más oscura.

- No, estoy bien - mentí.

- Puedes acudir a cualquier profesor - dicho esto, se fue.

Si me llegaba a plantear esa idea, acudiría a ella. Es la única profesora que me conoce, que me conoce a través de mis dibujos.
Poca gente saba ver a través de eso, poca gente sabe ver a través de mi.

Me dirigí a mi sitio para recoger mi material y vi a Gabi esperando. El profe había cometido el peor error de su vida al ponernos juntas, pero me dijo que era para animarme, ¿¡por qué todo el mundo me notaba decaída!?

Hula:

Gabi y Clara tienen una historia muy dramatica 😐

Lo sabemos, lo sabemos... ¡Yo quería a los trillizos! ¡Yo quería a no se quien! Bueno era hora de conocer mejor a Clara, ¿no? Pero bueno, habrá más especiales, no os preocupéis.

Comentad que os apetece más para el siguiente capítulo: misterio, romance o mezcla.

Pulsad la estrellita ★ y no olvidéis comentar.

Chau

Lectorassinpasta.

La Cabaña De Al Lado Where stories live. Discover now