La Cabaña De Al Lado

Capítulo 25

Leyre:

Estábamos preparándonos para entrar las cabañas, estábamos ideando el plan. Me fije en que Arena estaba desconcentrada, sacudí mi mano en frente de sus ojos. Sacudió rápidamente la cabeza y despertó de su lapsus. Su expresión era de miedo, tenia los pelos de punta y los ojos llorosos. Ruth y yo nos miramos.

-Tal vez no deberíamos hacer esto. -dijo con seriedad, una que no había visto desde hace mucho tiempo.- No  es seguro, no somos espías, necesitamos a Virginia. Debemos decírselo.

-¿Que te ha hecho cambiar de opinión tan rápido?- Ruth preguntó.

-¿He tenido una especie de visión?- empezó a explicar- Es complicado de explicar, era una especie de visión era cuando ya estábamos dentro de las cabañas, peleando, cuando de repente, no me acuerdo bien como, Clara moría, y resolvíamos todo. Su madre quedaba destroza y todo eso. Y nosotras también. -Termino de hablar y me fijé en Ruth, todo aquello que había dicho era una locura- Si, lo sé parecerá una locura pero tal vez no deberíamos hacerlo.

-¡¿Que?! No he arriesgado tanto como para dejarlo todo ahora por una especie de visión.- Ruth dijo en alto y fue en ese momento en el que me fijé que habíamos estado susurrando. Ambas empezaron a mirarme y me di cuenta de que yo tenía que desequilibrar la balanza. Había dos opiniones y mi opinión haría que la balanza se inclinara hacia una. Odiaba esos momentos. Es lo único malo de ser tres. Cuando hay dos opciones, una de nosotras tiene que ponerse en contra de una y a favor de la otra. Normalmente le pasaba a Arena, ya que Ruth y yo solíamos tener diferentes opiniones.

-¿Se supone que tengo que decir que sucede verdad?- Ellas asintieron y yo resople, era mal momento para ponerse a decidir. Iba a empezar hablar cuando un escalofrió me recorrió por dentro al escuchar unos pasos. Sonaba como los zapatos de Virginia, gracias al cielo que era ella.

Con una mirada nos comunicamos entre nosotros y decidimos que hacer. Con unos pasos que se me hicieron eternos caminamos hasta ella. Ella nos miro seria. En ese preciso momento supe que lo sabía, todo lo que no le contamos, ella lo sabía. Sabía que estaba decepcionada y dolía, muchísimo. ¿Alguna vez alguien al que adoras y aprecias muchísimo te a mirado así? Porque si no lo han hecho, te lo digo yo, duele. Es como si tu corazón se rompiera en mil pedacitos, y luego lo pisotearan, y le echaran limón por encima.

-Iros a casa, ya. Y no volváis a hablar del asunto con nadie sobre esto.- Me mordí la lengua para no contestar, mire a Arena y a Ruth. Ambas sabían que debíamos irnos. Pero no queríamos, habíamos pasado por mucho para llegar ahí, y ahora nos decía que nos largamos.- ¿No me habéis oído? Iros.- Tome un suspiro y di un paso atrás, gire sobre mis talones y camine con la cabeza alta, Arena y Ruth me siguieron con tristeza.

-Levantad esa cabeza, que no sepa que duele, ocultarlo como si os fuese la vida en ello. - Las dije mientras retenía las lágrimas.

Cuando ya estuvimos lo suficientemente lejos de ella como para que no nos viese ni oyese. Me gire y las mire. Las tres estábamos a punto de llorar. Así que como buena líder que era en ese instante. Las sonreí con tristeza.

-Esto es el final. A sido toda una aventura, pero tiene un final. Y es este. -Suspiré y continue- Vamos a hacer lo que nos dijo y vamos a olvidar todo. No hablaremos con nadie de esto. Se quedará por siempre en nuestro interior y no saldrá a la luz. -Trague saliva y sonreí como pude.

-¿Desde cuando eres buena con las palabras?- Comento Ruth intentando aligerar un poco el ambiente. Reí un poco y me encogí de hombros. Arena asintió de acuerdo con lo que dijo Ruth.

-¿Y desde cuando eres la líder?- Hablo Arena sonriendo. Y yo me volví a encoger de hombros.

-1. No tengo ni idea. 2. Desde que os quedasteis mudas cuando apareció Virginia. - Las conteste y me volví a dar la vuelta. - Vamos a intentar hacer que nada a pasado y volver a la biblioteca como si fuéramos estudiantes normales.- dije con seriedad y con una pizca de ironía.