Capitulo 16

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Todas las sorpresas que le habían sucedido figuraban en este momento por su mente. Agradecía mucho que el hecho de estar sentado cerca de una ventana.

A veces las personas tiran sus sentimientos por la ventana, pero a él le sucedía todo lo contrario. Los recuerdos y sentimientos que le había causado Sungjong no los dejaría volar.

Había tomado una decisión y ya no podía echarse para atrás.

Cuando llegó a la ciudad buscó rápidamente un hotel. Se duchó y replanteó de nuevo lo que tenía que hacer.

De alguna manera, él tenía que entrar al consultorio de su primo. Si la pieza que tenía era muy importante para el médico, no lo llevaría consigo, ya que no la expondría a que se perdiera y mucho menos la dejaría en su departamento, solo iba a éste cuando necesitaba un baño. Así que, el único lugar donde lo guardaría sería en su consultorio.

Myungsoo quería hacer todo de una vez posible. Necesitaba ser sigiloso, pero también rápido. Una de las razones era Sungjong, no quería que en su ausencia L.Joe le metiera ideas equivocadas sobre él. Por eso necesitaba regresar rápido.

Tomó un taxi y se dirigió hacia el consultorio.

Cuando llegó saludo al policía que estaba en la entrada, tal parece que aun lo recordaba. Subió al segundo piso, y al entrar se topó con la secretaria.

-Buenas tardes...-

-Disculpe, el doctor no se encuentra- dijo la secretaria interrumpiéndolo.

Sin embargo, la secretaria al verlo quedó anonadada con la belleza de Myungsoo. El día en que Myungsoo visitó a Calvin, su secretaria no se encontraba ya que se había reportada como enferma. El pelinegro pudo notar su asombro, y sobre todos aquellos ojos. Los ojos con los que algunas mujeres lo veían, con deseo.

-Sí, lo sé...- no tardó en replicar el pelinegro –Pero sabes... la otra vez vine y se me olvidó algo en su consultorio- dijo dirigiéndose a éste.

-Espere... no- la chica se levantó rápido y lo detuvo –Lo lamento, pero independientemente de quien sea usted no puede pasar-

Sí que sería difícil...

-Está bien, no hay problema- dijo sonriéndole, mostrando su especial hoyuelo. Provocando el sonrojo de la fémina

-Lo lamento de nuevo, es que son las órdenes del señor Calvin-

-Dejalo ya, esperaré a que él regrese- el pelinegro iba acercándose. Se tomó el atrevimiento de pasar las yemas de sus dedos sobre una de las mejillas de la secretaria. En reacción, ésta cerró los ojos, deleitándose por el tacto –Por cierto, ¿Cómo te llamas?-

-Jiyeon- respondió la fémina mordiéndose el labio inferior.

-¿A qué hora es tu salida?-

-En una hora media-

-Perfecto- se acercó al oído derecho de Jiyeon- Te estaré esperando afuera- Y volviéndole a sonreír, se marchó de ahí.

Al salir a la calle tomó un gran respiro. No quería hacer esto, no quería traicionar a Sungjong, tampoco quería usar a Jiyeon. Pero simplemente no tenía otra opción. Era la única forma que había pensado en aquel momento para obtener lo que quería.

Daba por seguro que la secretaria se quedaba con una copia de las llaves, y tenía que tomarlas para poder entrar al consultorio.

Se dirigió hacia una farmacia, y sin dudar, pidió una caja de pastillas para dormir y un par de condones.

Hilo Rojo  (Myungjong)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora