Yuuri es el heredero al trono de su reino. Dueño de una belleza única encanta a las personas sin siquiera saberlo. Viktor el es Príncipe del reino vecino y cae perdidamente enamorado de Yuuri en cuanto lo ve. Ambos planeaban un futuro juntos pero no...
A la mañana siguiente Yuuri se despertó gracias a los lengüetazos que Makkachin le daba a su cara.
—Makkachin, detente —decía aun somnoliento mientras trataba de apartar al can.
Ya que el perro no parecía tener intención de dejarlo dormir nuevamente decidió levantarse. Al bajar de la cama recordó que no se encontraba en el palacio si no en la cabaña de los bogatyrs que ayer le acogieron. Al bajar por las escaleras notó todo el murmullo que venía desde la gran mesa al centro del comedor.
—¡No JJ eso era mío! —gritaba Pichit.
—El rey necesita doble ración —dijo este bebiéndose el vaso de leche del moreno— Además tú siempre la terminas derramando
—¡No es cierto! ¡Eres un...
La infantil pelea era interrumpida por los ladridos de Makkachin, al parecer este era el verdadero encargado en poner orden y evitar que los bogatyrs terminaran matándose unos a otros.
—¡Yuuri! —un entusiasmado Emil corrió a abrazarlo en cuanto lo vio y no olvido dar vueltas con él un par de veces— ¡Qué bueno que ya despertaste!
El chico lo llevó hasta la mesa y lo sentó en el mismo puesto que ocupo la noche anterior. De inmediato Mila se acercó hasta él y le sirvió el desayuno.
—Gracias
—De nada —dijo ella con una radiante sonrisa. Luego tomó asiento en la gran mesa junto a los demás.
—Bueno es hora de designar las labores de hoy —decía JJ acaparando la atención de todos— Como ya habíamos planeado, Mila, Emil, Pichit y yo iremos hasta lo profundo del bosque a hacer mantención a las trampas
—Si tenemos suerte traeremos alguna sorpresa —habló entusiasmada la chica.
—Yo planeo preparar una tarta de frutas —comentó Georgi— Pero me faltan algunas bayas
—Si quieres puedo ir por ellas al bosque —propuso Leo.
—¿Podría acompañarte? —dijo Yuuri tímidamente.
—¡Claro Yuuri! ¡No hay problema!
—¡Ah! ¡Que injusto! —decía Pichit cruzándose de brazos y haciendo un puchero.
—No te preocupes, ya tendremos nuestra oportunidad —le dijo Mila apoyando su mano en uno de los hombros del moreno en señal de apoyo.
—Entonces yo aprovecharé para arreglar el techo y luego iré al bosque por leña. No queremos que Yuuri pase frio o ¿No?
—¡Bien dicho Otabek! —habló JJ levantándose— Es hora de irnos
Así, los bogatyrs que debían marcharse lo hicieron, y Yuuri se dedicó a lavar los trastes y dejar todo limpio antes de salir con Leo, quien pacientemente lo espero hasta que acabara.
—Ya está listo —le dijo el Zarévich al bogatyr— Ya podemos irnos
Ambos emprendieron rumbo al espeso bosque, seguidos todo el tiempo por Makkachin, que no se despegaba de Yuuri ni un solo momento.
Llagaron hasta un sitio con menos cantidad de árboles y muchos arbustos bajos. Leo fue hasta uno de ellos y llamó a Yuuri para que se le acercara.
—Estas son las bayas que debemos recolectar— le dijo mostrándole como sacar uno de los frutos— Tienen unas espinas, así que debes ser muy cuidadoso al tomarlas para que no te vayas a lastimar
—Entiendo —dijo asintiendo, el bogatyr le hizo entrega de un canasto y le indicó por dónde empezar a recolectar.
Después de un rato, ya tenían suficientes bayas. Leo no se cansaba de preguntarle cosas al Zarévih, aunque se abstuvo de indagar el motivo por el que el príncipe había huido.
—¿Así que de verdad te gusta limpiar? No me lo esperaba —decía con una leve risita— A ninguno de nosotros le agrada mucho esa tarea.
—Sí, pude darme cuenta de eso y... ¡Auch!
—¿Yuuri que ocurre? ¿Estás bien? —rápidamente Leo se acercó hasta él.
—Me distraje un momento y me pinché un dedo
—Dame tu mano. Esta sangrando un poco —el caballero sacó de entre sus ropas un pañuelo blanco y envolvió el dedo del menor en el— Deberíamos volver, así puedes lavarte el dedo y no se infectará
Los dos volvieron hasta la cabaña, siempre seguidos de cerca por Makkachin. Al entrar Leo lo llevó a lavarse y curó su herida.
—¿Qué fue lo que sucedió? —preguntó Georgi al ver al príncipe con un parche.
—Solo es un pequeño rasguño —dijo Yuuri restándole importancia. Y la verdad es que ni siquiera le había dolido, pero Leo insistió en desinfectar y colocar un parche sobre su dedo.
—Debes tener más cuidado pequeño ¿Por qué mejor no me ayudas en la cocina? ¿Puedo enseñarte a hacer la tarta de frutas si quieres?
—¿De verdad? —no pudo ocultar su emoción y es que le agradaba mucho cocinar, no iba a perder la oportunidad de aprender alguna nueva receta. Si le gustaba, después podría cocinársela a Viktor.
—Claro, ven sígueme pequeño
Georgi lo llevó hasta la cocina y empezó a enseñarle los pasos para hacer aquella tarta. Yuuri tomaba nota mental de todo lo que el bogatyr le decía; la cantidad de ingredientes, la masa, como colocar las bayas, cuanto tiempo de horneado y uno que otro "tip" de cocina que le daba.
—Huele delicioso —dijo Yuuri al sentir como el aroma iba inundando el lugar— ¿Cuánto le faltará?
—Unos quince minutos, pero no podemos comerlo de inmediato, primero hay que esperar que se enfrié
—Pero huele tan bien...—el bogatyr no pudo evitar ver lo lindo y tierno que el pequeño Zarévich se veía haciendo un puchero frente al horno, podía jurar que al chico se le estaba cayendo la baba.
—¿Por qué no vienes conmigo al bosque a buscar algo de leña? —preguntó Otabek apareciendo por detrás— Así el tiempo pasará más rápido y cuando llegues podrá probar la tarta
—No pretenderás que Yuuri cargue uno de los pesados troncos que sueles traer ¿Cierto? —decía Georgi horrorizado.
—Claro que no —respondió el otro— Pero necesito ayuda para traer ramitas para poder prender el fuego ¿Vienes o no?
