15. Despierta

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Totalmente destruido y con los ojos hinchados por el llanto, el príncipe Viktor escaló la montaña más alta del bosque hasta encontrar una cueva, tal como le había dicho el Viento.

Encendió una antorcha y fue entonces cuando lo vio. Su bello y adorado ángel yacía en un ataúd de cristal, se acercó hasta él y las lágrimas brotaron nuevamente de sus ojos.

—Yuuri... —gemía entre sollozos de dolor— Mi ángel... ¿Qué fue lo que te ocurrió para que terminaras así? ¿Quién te hizo esto?

Luego de un largo rato llorando, Viktor se dedicó a contemplar el rostro de su difunto prometido.

Aun en la muerte el Zarévich seguía siendo hermoso. Se encontraba un poco más pálido de lo normal, pero bajo la cálida luz de la antorcha pasaba de ser percibido. Sus facciones seguían siendo las más hermosas que Viktor recordase haber visto. Definitivamente su ángel era y siempre sería lo más bello que sus ojos hayan tenido el placer de ver.

Pero no podía aceptar la repentina muerte del joven príncipe. No ayudaba nada el hecho de que más que muerto, parecía estar sumergido en un profundo sueño.

—Yuuri ¿por qué me dejaste? —comenzó a susurrar mientras las inseguridades se apoderaban de él— ¿Es verdad lo que todos decían? Que no querías casarte conmigo... yo te amaba, aun lo hago y siempre lo voy a hacer... se supone que íbamos a estar juntos para siempre ¡¿Por qué tenías que irte y dejarme sumergido en este horrible dolor?! ¡¿acaso no pensaste en cuanto sufriría por tu anuencia?!

Su dolor, poco a poco se fue transformando en enojo.

Enojo consigo mismo, por no ser capaz de proteger a su prometido. Enojo con el Zar, por no haber iniciado de inmediato la búsqueda del Zarévich. Y enojo con Yuuri, por haberle abandonado y dejarle con el corazón roto en mil pedazos.

Entonces, el enojo se volvió ira.

Tomó su espada y con suma violencia comenzó a golpear las paredes de la cueva. Sus pies apenas lo sostenían y sus brazos dolían con cada golpe que daba en la roca, pero aun así no se detuvo. Estaba tan furioso, no era así como las cosas debían acabar. Se supone que había encontrado al amor de su vida ¿Por qué el destino le arrebataba a su amado de esa forma tan cruel?

Cegado, daba golpes a diestra y siniestra, terminó por perder el equilibrio y cayó al suelo. Fue entonces cuando el sonido del cristal rompiéndose le alertó. Miró sus manos y ya no tenía la espada, seguramente la soltó mientras caía. De un salto se puso en pie y se dirigió a ver el estado de la tumba del Zarévich, pero nada lo hubiese preparado para lo que vio.

—¿Qué hora es? —preguntó desorientado Yuuri llevándose sus manos a la cabeza— ¿Otra vez bebí?

—¡¿Yuuri?! —el pobre príncipe no sabía si lo que sus ojos veían era real, o una simple alucinación producto de su triste alma.

—¿Viktor? —dijo girándose hacia él— ¿Qué haces aquí? No se supone que...

Fue en ese instante en que el Zarévich notó que no se encontraba ni en palacio, ni en la cabaña de los bogatyrs. Miró desconcertado a su alrededor. Una cueva iluminada por la suave luz de una antorcha se alzaba ante sus ojos, restos de vidrios lo cubrían su ropaje no era el de siempre.

Entonces recordó a la anciana, a Makkachin actuando extraño, a la dorada y extraña manzana. Todo vino a su mente de golpe y solo pudo pensar un culpable, la Zarina.

—¿D-de verdad eres tú Yuuri? ¿o eres el producto de mi desesperada imaginación?

—Oh, Viktor —el Zarévich se levantó de su puesto y se dirigió a abrazar a su prometido. El estado de Viktor era malo, incluso con la poca luz que había Yuuri lo notó. No imaginaba cuanto sufrió su prometido durante todo este tiempo— Soy yo amor, tu Yuuri

—Mi ángel... —decía mientras besaba sus mejillas— Estás vivo, mi bello y adorado ángel. Te amo tanto, por favor no vuelvas a dejarme así, estuve tan preocupado que creí que enloquecería en cualquier momento. Ellos decían que tu no me querías...

—Mi Viktor, lo lamento tanto —se disculpó dejando un suave beso en los labios de su amado— Las circunstancias me obligaron a abandonar el palacio. Mi vida estaba en peligro, jamás quise dejarte. Eres la persona que más amo en este mundo

Luego de unos ansiosos besos y desesperados abrazos, Yuuri comenzó a contarle a Viktor sobre lo que había sucedido. Le habló sobre como Yurio lo salvó diciéndole las verdaderas intenciones de la Zarina, sobre los bogatyrs y su cabaña, como los guerreros lo habían recibido con calidez y amabilidad. Le contó sobre la anciana y sus sospechas de que fuese un plan de la malvada mujer para envenenarlo.

—Creo que estoy en deuda con esos caballeros —dijo Viktor cuando hubo escuchado toda la historia— Gracias a ellos pudiste sobrevivir en el bosque sin peligro

—Sí, ellos fueron muy amables conmigo y Makkachin fue...

De inmediato recordó al can y vio que junto a su supuesta tumba se encontraba una caja con el nombre del perro en ella. Se soltó de los brazos de su prometido y se dirigió hasta ella, cuando la abrió su sorpresa fue grande. Makkachin se encontraba ahí, supuso de inmediato que el animal había mordido la misma manzana que él y lo creyeron muerto. Le tomo unos minutos despertar al perro, pero luego de unas buenas sacudidas lo logró.

—Yuuri ¿Qué haremos ahora? ¿deberíamos ir donde tu padre y contarle tu historia? Se veía muy dolido cuando nos dijeron que habías huido

—No lo sé... —contestó inseguro— El Zar ama mucho a esa mujer, siempre le cree a ella

—Tengo una idea —decía el príncipe con uno de sus dedos en los labios—Si llegamos con los bogatyr como testigos no tendrá más opción que creernos ¿cierto?

—Eso podría funcionar —dijo animado el menor.

—Claro que sí y si no lo hace, yo mismo le cortare la cabeza a laZarina. Nadie se mete con el amor de mi vida 

 Nadie se mete con el amor de mi vida 

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Hola! Gracias por leer este fanfic!

Al fin Viktor encontró a su Yuuri <3

Sin nada más que decir me despido.

Cambio y fuera.

El Príncipe y los siete Bogatyrs (AU Yuri!!! on ice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora