16. Ángel resucitado

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En la cabaña de los guerreros el día avanzaba lento y con pesar. Los bogatyrs decidieron guardar duelo por el Zarévich y luego de un tiempo irían a darle la noticia al Zar.

—Lo extraño —decía Pichit sentándose en el puesto que Yuuri ocupaba en la mesa— Este era su puesto

—Y estos eran los cubiertos ocupaba —sollozó Mila desde la cocina.

—Era muy gentil —dijo Otabek —Incluso me ayudó a traer leña y se asustó cuando apareció el oso

Rieron un poco al recordar ese momento. Yuuri no conocía de la salvaje mascota de Otabek y se había asustado mucho al verla. Cada uno comenzó a numerar las cosas que el pequeño príncipe hizo durante su estadía en la cabaña. Terminaron con una sensación amarga y un nudo en la garganta.

—Debimos preguntarle porqué escapó del palacio —se lamentaba Georgi— ¿Y si estaba en problemas graves y nunca lo supimos?

—Tal vez... —suspiró Mila.

Ahora todos se encontraban afligidos y se sentían culpables por no haber hecho algo más por aquel príncipe, no podían evitar pensar que, si se hubiesen tomado las molestias quizás Yuuri aun estaría con vida.

—Incluso Makkachin nos dejó... —decía Emil— Hasta me parece escuchar sus ladridos

—Yo también los escucho... —dijo Leo.

—Esperen, yo también —habló extrañado Pichit— O estamos teniendo una alucinación colectiva, o de verdad son los ladridos de Makkachin.

Inquieto se acercó a la puerta y salió, intentó descifrar de donde provenían los ladridos, pero antes de que lo lograra el perro saltó sobre él y lo derribó.

—¡Es Makkachin! ¿Cómo es posible? —exclamó JJ al salir y ver como la mascota lamia alegremente la cara del moreno.

Los demás bogatyrs salieron a ver la escena y se alegraron al ver sano y salvo al can. Estaban tan emocionados que ninguno recordó que habían dado por muerto al perro.

—Parece que Makkachin los extrañó mucho —escucharon decir cerca de ellos.

—¿Yuuri? —decía Leo sin poder creerlo— ¿O es un ángel?

—Creo que de verdad estamos teniendo una alucinación colectiva—comentó Pichit al ver al Zarévich.

—Mi bello Yuuri posee una belleza angelical, pero no se trata de una alucinación, está vivito y coleando —se apresuró a decir Viktor frente a los guerreros.

—¡Yuuri! —Mila fue la primera en lanzarse a los brazos del príncipe— ¡No puedo creerlo! ¡Estás vivo!

De inmediato se vio envuelto en abrazo grupal en el que el Zarevichi sintió que se le saldrían los órganos por las orejas, a veces los bogatyrs no median su fuerza. Uno a uno lo fueron estrujando con fuerza y cariño, la mayoría con lágrimas en los ojos.

—¿Cómo es posible? —pregunto Georgi sorbiéndose los mocos.

—Fue el poder del amor —dijo galante Viktor.

—No fue así —desmintió Yuuri a pesar del puchero de su prometido— Viktor quebró el cristal en el que estaba y me desperté. Al parecer algunas personas no verificaron si de verdad estaba muerto —comentó con falso recelo solo para molestar a los guerreros.

—¡No! ¡De verdad lo verificamos! —se defendió JJ— No tenías pulso y estabas muy pálido, de verdad creímos.... Lo siento

Yuuri de inmediato se dedicó a hacerle saber a los bogatyrs que estaba todo bien mientras ellos se deshacían en disculpas.

—Por cierto —interrumpió Pichit— Supongo que él es tu prometido

—Sí

De inmediato las mejillas del Zarévich se encendieron de un adorable color carmín. Miró al hombre que sostenía su mano y no pudo evitar sonreír. Lo había extrañado tanto, incluso llegó creer que Viktor se olvidaría de él y no le buscaría. Daba gracias el haberse equivocado, pues su amado prometido lo buscó por todo el reino sin darse por vencido y si él se encontraba ahora ahí, era gracias a Viktor.

—Un gustó —se presentó— Viktor Nikiforov, heredero al trono del país vecino y futuro esposo de este bello ángel llamado Yuuri

—Oh... —todos los bogatyrs quedaron sorprendidos, no se esperaban que el prometido de Yuuri fuera un príncipe, y menos uno tan importante.

—Me gustaría agradecerle a cada uno de ustedes por cuidar de mi prometido —dijo a le vez que depositaba un tierno beso en los cabellos de su amado— Él me contó lo amables que fueron al recibirlo sin mayores problemas. De verdad, muchas gracias, veré que tengan una merecida recompensa cuando todo este asunto se solucione

—¿Cuál asunto? —preguntó serio Otabek.

Yuuri recordó que no les había mencionado nada a los bogatyrs sobre su huida del palacio, ni si quiera les había dicho que era el Zarévich de Rusia, supuso que los guerreros terminaron por descubrirlos ellos mismos. Pero ahora debía sincerarse y contar toda su historia para pedir la ayuda de; lo que él ya consideraba como su segunda familia.

—¡¿Nos estas diciendo que esa horrible mujer intentó, matarte y no nos dijiste nada?! —gritaba furiosa Mila —¡Pero Yuuri! ¡Esas cosas no se pueden omitir! ¡Y lo peor de todo es que lo intentó dos veces y una bajo nuestras narices!

Se encontraban en la gran mesa del comedor charlando. Georgi sirvió un poco de té y Yuuri contó toda su historia.

—¡Ahg! Mila tiene razón —rezongó Pichit— ¿Pudimos haberte protegido?

—Lo siento —se disculpó el Zarévich—No sabía qué hacer, Viktor y mi padre se encontraban fuera del reino y, tenía miedo... no pensé que la Zarina me encontraría aquí

—No es tu culpa —lo calmó Leo— Al menos esa mujer no se salió con la suya ¿qué harás ahora?

—Pues... —miró a Viktor y este asintió dándole su apoyo— Quiero contarle al Zar por todo lo que pasé, pero no estoy seguro si me creerá, él está muy enamorado de la Zarina. Por eso necesito vuestra ayuda, quiero que me acompañen hasta el palacio y llevarlos de testigos, tal vez así el Zar me crea

Lo bogatyrs se miraron entre ellos, un silencioso acuerdo se llevó acabo con las miradas. No solo harían los que el pequeño Zarévih les pidió, sino que esta vez se encargarían de cuidarle en caso de otro atentado. Total ¿Quién podía asegurar que la Zarina no intentase matarle de nuevo?

Así, los caballeros, Yuuri, Viktor e incluso Makkachin emprendieron rumbo a palacio. Iban dispuestos a desenmascarar a la detestable mujer, aun si eso significaba oponerse al Zar y desatar un río de sangre.

 Iban dispuestos a desenmascarar a la detestable mujer, aun si eso significaba oponerse al Zar y desatar un río de sangre

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Hola! Gracias por leer este fanfic!

Al fin Yuuri se pone las pilas y se me van pal castillo a encarar a la Zarina, vamos a ver que hace esa mujer mala cuando se entere >:(

Sin nada más que decir me despido.

Cambio y fuera.

El Príncipe y los siete Bogatyrs (AU Yuri!!! on ice)Where stories live. Discover now