El Príncipe y los siete Bogatyrs (AU Yuri!!! on ice)

18. El reencuentro

—¡Rápido! —gritaba Yuuri.

Los ladridos de Makkachin los alertaba de la cercanía de los soldados, el Zarévich tuvo que sujetarlo para que no se lanzase sobre ellos.

—¡Ya!

Viktor lo jaló del brazo para hacerlo entrar en el palacio. De inmediato algunos de los bogatys sostuvieron las puertas mientras Pichit la trababa para evitar la entrada de los soldados del Rey.

Lo lograron justo a tiempo y quedaron dentro del gran palacio. Los soldados pateaban y gritaban por el otro lado.

—Debemos encontrar al Zar pronto —dijo Georgi.

—¿Yuuri hacia a dónde vamos? —preguntó Mila.

—Yo, em...

Fue entonces cuando todos cayeron en cuenta que el Zarévich se encontraba en una especie de shock, los gritos y golpes de los soldados afuera no ayudaban a que el príncipe reaccionara. Comenzó a respirar más rápido y sus piernas fallaron, Viktor logró sostenerlo antes de que cayese al piso.

—Amor, mírame —se arrodilló junto al menor y tomo su rostro entre sus manos para captar su atención— Mi bello ángel ¿Qué sucede?

—Yo... —las lágrimas comenzaron a escaparse de sus ojos y el pobre comenzó a hipar— Miedo... afuera y aquí... no quiero

—Yuuri —dijo Viktor con voz firme— Escúchame, no tengas miedo. Estoy aquí para protegerte, no dejaré que nadie te haga daño...

—No dejaremos —interrumpió Pichit— Es, no dejaremos...

—No dejaremos que nadie te haga daño— continuó el príncipe— Ahora debemos buscar al Zar ¿Quieres ver a tu padre?

—Sí... —respondió un poco más calmado.

—Entonces ¿Dónde crees que pueda estar? —le pregunto mientras lo ayudaba a ponerse nuevamente en pie.

—Su habitación...

Yurio se encontraba desesperado, el Rey aún no estaba en todos sus sentidos debido a la gran cantidad de alcohol que había ingerido durante todos estos días. Incluso la bebida especial estaba tardando más de los normal, así que sin meditarlo mucho le dio otra dosis de esta.

—Vamos su majestad, debe ir a ver al Zarévich

—Yuuri está muerto...

—No es así, él está aquí en el palacio y lo eta buscando, debe darse prisa

Los ruidos exteriores y la gran agitación que se sentía le daban a entender a Yurio que probablemente Yuuri ya se encontraba dentro, podía escuchar claramente como los soldados gritaban afuera e intentaban entrar. Debía darse prisa antes de que la Zarina apréciese en la alcoba del Zar o que los soldados lograsen derribar la puerta.

—Rápido, ¿por aquí? —preguntó JJ quien guiaba al grupo.

El palacio era enorme y fácilmente se podrían perder. Dieron la vuelta en un pasillo y de pronto se encontraron con una barricada de muebles. Los propios sirvientes del lugar la habían fabricado y se encontraban con cuchillos y hachas esperando.

—¡No den un paso más malditos! —gritó las Zarina detrás de ellos— Ya sabemos sus oscuras intenciones

—¿Qué? No, nosotros... —Leo dio un paso hacia ellos.

—¡Alto ahí! —gritó un enorme hombre con un cuchillo carnicero en la mano.

—¡No lo entienden! —intervino Mila— Nosotros solo queremos...