Capítulo 9

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Clarisa y yo estábamos saliendo de la sala del cine con algunos que otros puñados de palomitas aun en la boca. Vimos una película (obvio a que otra cosa se iría al cine). Vimos una nueva, basada un libro que ya leí, Divergente. Muy buena la película pero como siempre el libro es mejor.

Nos metimos a su Ford Escort rojo oxidado. Ese auto siempre contaba con nuestra música preferida. Ahora Katy Perry cantaba su nuevo éxito “Roar” mientras nosotras cantábamos desafinadamente los coros con ella.

-¿Quieres cena en Michael’s? –Preguntó.

-Sí. –Respondí y luego ambas rugimos en el coro.

Se estacionó en el pequeño estacionamiento privado de la cafetería. (Mal como siempre). Entramos a la cafetería todavía tarareando la canción. Ordenamos lo de siempre y comimos hasta estar llenísimas.

Mi madre estaba en la cocina cortando un par de jitomates para hacer una ensalada cuando llegue. Saludé a mi madre y luego a mi perra. Me quedé con mi mamá hasta que comió toda su ensalada. Ella generalmente hablaba de hortalizas y a mí no me importaba pero era preferible que hablara de eso a que hablara de su trabajo.

Después de un buen rato y ya entrada la noche todas nos fuimos a dormir. Mi perra se quedó esa noche dentro de la casa, porque me dio flojera sacarla y ponerla en su corral. Subí a mi cuarto y caí casi como roca sobre mi cama.

Los días pasaron rápidamente. Pero lo que no dejaba de pasar era Sat en mi mente, a pesar de todo lo que intentaba, el maldito seguía igual de irresistible en mi memoria. Quería verlo, hablar con él pero al mismo tiempo quería que desapareciera de mi vida. Y al parecer lo estaba logrando. Esas palabras sonaban en mi mente cada vez que pensaba en él:

“Así que te digo que trates de alejarte de mí, aunque para mí eso sea imposible.”

No sé a qué se refería con lo último pero cada vez que lo recordaba sentía una punzada en la boca de mi estómago pero no se a que se asociaba eso. No sé qué sentir. Cada vez que lo recuerdo veo sus ojos verdes con dorado y sus labios finos, sus dientes blancos y perfectos. Él guarda muchos secretos y no creo que sea tan malo como parece, de eso estoy más que segura. Y quiero saber cuáles son esos secretos aunque también me da miedo saber qué es lo que me puedo encontrar en su pasado, en su presente. Si algo de eso me puede dar una pista de un futuro, pero no sé si con él.

Lo cierto es que antes me había visto atraída a los chicos pero no era una prioridad para mí, de hecho nunca lo había sido. Pero ahora con Sat, todo mi mundo se ha puesto de cabeza. Cuando he estado con él he querido salir corriendo y nunca volver a verlo. Pero ahora que parece que nunca más lo voy a volver a ver me da miedo que sea cierto y desaparezca tan rápido de mi vida como entró en ella.

¿Soy bipolar o qué? No entiendo que le sucede a mi cabeza estos días. Maldita adolescencia. Soy una estúpida adolescente hormonizada que se siente atraída a un chico. ¿Son las hormonas? ¿Es algo más?

“Así que te digo que trates de alejarte de mí, aunque para mí eso sea imposible.”

Esas fueron sus palabras y cada vez que las recuerdo me da un vuelco en el estómago pero no puedo dejar de pensar en eso.

Estaba en el sillón de la sala viendo una serie de acción. Eran como las tres de la tarde. Estaba muy aburrida, solo me salvaba un poco ese programa. Estaba totalmente concentrada cuando el teléfono de la cocina sonó. Me levante y fui caminando lentamente a la cocina para contestar. Tomé el teléfono y me lo coloque en mi oído.

-Diga. –Dije.

-Christina. –Era mi mamá.

-¿Qué sucede? –Pregunté.

BestiaWhere stories live. Discover now