Capítulo 11

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-Buenos Días dormilona. -Las palabras de mi madre me despertaron. -Felicidades Christina.

Abrí los ojos. Aún estaba cansada. Mi madre estaba parada del otro lado de mi cama viéndome con una sonrisa de oreja a oreja. Mi perra estaba a su lado y parecía como si ella también me estuviera sonriendo. Le sonreí a mi madre.

-¿Y mi sorpresa? -Dije en modo de broma.

-Abajo esperándote. Pero primero necesitas desayunar el desayuno que te preparé especialmente por ser tú cumpleaños.

-Siempre cocinas lo mismo mamá.

-Sí pero te encanta.

-Tienes razón.

-Bueno vístete para que bajes a desayunar y después veas el maravilloso regalo que te compre.

-Está bien mamá.

Mi madre salió dando saltitos como caperucita roja de mi cuarto.

Si es mi cumpleaños puedo dormir un poco más. Aunque bueno mi mamá ya me vino a despertar así que ni modo. Hay que empezar el día con un pie derecho. O por lo menos eso dicen.

Me levante de la cama con muy pocas ganas. Tome una ducha rápida y me cambie. Me puse la ropa más decente que encontré. Unos jeans de mezclilla (casi nunca uso algo que no sean pantalones), una blusa con estoperoles rojos y unas bailarinas negras con la punta dorada. Me acomode mi cabello caoba oscuro en una coleta y baje las escaleras a la cocina.

La cocina estaba impregnada con olor a grasa de tocino cocinándose. Inhalé profundamente para poder tener más de ese olor. Mi madre se veía muy fresca y de muy buen humor para ser plena semana. Probablemente haya pedido permiso en su trabajo para poder entrar un poco más tarde que de costumbre. Y eso lo valoro.

-Te ves muy guapa. -Dijo con una cuchara aún en las manos.

-Gracias mamá pero tú también te ves muy bien. -Contesté.

-Sí, dormí más temprano y pedí permiso para llegar después en el supermercado. -Como me lo imaginé.

Me senté en la silla de madera del pequeño comedor de la cocina. Mi madre muy sonriente me sirvió mis huevos con tocino en un plato. Mientras masticaba el primer bocado mi mamá me dio un vaso de jugo de naranja y luego se sentó a desayunar para hacerme compañía.

-¿Que tienes planeado para hoy? -Preguntó.

-No lo sé, quiero quedarme en la casa a ver un maratón o algo por el estilo. -Respondí y luego me encogí de hombros.

-¿Segura?

-O no lo sé, tal vez vaya con Clarisa al cine a o cenar a Michael's. 

-Esa idea me gusta más, así estrenas el regalo que te compré.

-Bueno mamá, estas más emocionada con mi regalo que yo.

-Sí, creo que sí. Bueno apúrate con el desayuno.

-Como órdenes.

Luego le di un sorbo a mi jugo. Terminé mis huevos y dejé el tocino al final. Siempre hago eso. Comí los crujientes pedazos de tocino con felicidad. Me encanta el tocino. Terminé y mi madre se levantó a dejar mi plato muy sonriente y emocionada.

-Bien, mamá, vamos a ver mi regalo. –Dije.

-Sí, pero antes te vendaré los ojos. –Me respondió divertida.

Mi madre tomó una bufanda que había dejado con anticipación (supongo) de la barra y se acercó. Me tapó los ojos con ella y se aseguró de que el nudo estuviera bien apretado antes de ayudarme a levantar.

BestiaWhere stories live. Discover now