capitulo 18

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– No pasa nada- maulló Estrella de Fuego- No hemos venido a

hacerte daño. Solo queremos hablar.

Lunático lo miró a través de unos enormes ojos azul claro. Debió

haber sido una vez un gran y poderoso gato, pero ahora estaba

escuchimizado y en los huesos. Su pelaje gris era escaso y

quebradizo y tenía el hocico blanquecino por la edad.

– Bueno, pues yo no quiero hablar con vosotros- gruñó.

Dándose media vuelta entró otra vez a trompicones en su

guarida. Su pelaje gris se camufló entre las sombras; todo lo que

veía Estrella de Fuego era el resplandor de sus ojos que brillaban

con una mezcla de miedo y enfado.

Eran exactamente del mismo color que los ojos del líder del

Clan del Cielo que había visto en sus sueños. Se sentía tan cerca del

Clan del Cielo que parecía que un solo paso le conduciría hasta esa

cueva repleta de guerreros.

Despacio, con las garras enfundadas, se acercó a una cola de

distancia de la guarida. Tormenta de Arena se situó junto a su

omóplato.

– Por favor- maulló- Hay mucho que te queremos preguntar.

La respuesta de Lunático fue un siseo desafiante.

– Dejadme en paz.

– ¿De verdad quieres eso?- el tono de Tormenta de Arena fue

amable- ¿No has estado solo ya el tiempo suficiente? Queremos

ayudarte.

– Largaos- gruñó el viejo gato- No necesito vuestra ayuda. No

necesito a otros gatos. Así es mi vida ahora.

Estrella de Fuego sabía que podían obligar al viejo guerrero a

responder sus preguntas, pero Lunático que había sufrido suficiente a

patas de los mininos domésticos... y seguramente a patas de los

proscritos y solitarios que se cruzaran con él. Además, parecía muy

capaz de provocar a cualquier atacante un feo arañazo. Estrella de

Fuego quería ganarse su respeto no su hostilidad. Luchar no era la

respuesta.

Llamando a Tormenta de Arena con la cola se retiró un par de

pasos por el sendero.

– Vamos; dejémosle solo- murmuró.

La cola de Tormenta de Arena se elevó por la sorpresa.

– ¡Pero si acabamos de encontrarle!

– Cierto, pero no hacemos nada aquí. Nunca conseguiremos que

hable si está protegiendo su guarida.

– ¿Qué hacemos entonces?- preguntó Tormenta de Arena.

– En unos cuatro soles habrá luna llena- explicó Estrella de

Fuego- Volveremos a la cueva y esperaremos hasta que él vaya a la

quebrada. Quizá no esté tan a la defensiva en campo abierto y en una

La Busqueda de Estrella de FuegoWhere stories live. Discover now