capitulo 32

310 17 1
                                    

Estrella de Fuego se aupó sobre el borde del risco y se internó

en la floresta.

Durante un latido de corazón, hasta que sus ojos se adaptaron a

la gruesa oscuridad bajo los arbustos, no vio a ningún gato, aunque

le rodeaba el olor del Clan del Cielo.

Zarpa de Cereza le siseó al oído.

– Por aquí.

Siguiéndola, llegó al borde de la floresta y encontró a los

guerreros del Clan del Cielo agazapados bajo las ramas exteriores

del matojo, mirando a través de la maleza al granero Dos Patas.

Recordó sus miedos del bosque, antes de la batalla con el Clan de la

Sangre. En ese entonces luchó contra el pensamiento de conducir a

su clan a una batalla de la que algunos podrían no regresar. Su

lugarteniente, Tormenta Blanca, le había comentado que no

envidiaba su posición.

Estrella Azul le aseguró en un sueño que tenía la fuerza

necesario. Al final había comprendido que tomar ese tipo de

decisiones formaba parte del peso de ser un líder.

Ahora miraba a los guerreros del Clan del Cielo, al entusiasmo

de sus ojos al mirar hacia la guarida de sus enemigos, y dudó en dar

la orden necesaria. La batallaba ya había comenzado, y ya se había

perdido, mucho tiempo atrás. Estrella de Fuego no era su líder. ¿Qué

derecho tenía de pedirles que lucharan ahora? Eran tan pocos y

habían tenido tan poco tiempo para aprender las habilidades de un

guerrero...

Se percató de que Motea Hojas se levantaba y atravesaba la

línea de arbustos hasta colocarse frente a él.

– Temes por nosotros- maulló.

Estrella de Fuego asintió con las palabras atascadas en su

garganta como un trozo duro de carne fresca.

– Nosotros también tememos- continuó Motea Hojas en voz

baja- Pero esta batalla es nuestra, no tuya. Somos nosotros quienes

debemos a los gatos del Clan del Cielo que caminaron antes por

aquí el intentar, una vez más, derrotar a las ratas. No tienes que

venir. ¿Se arriesgaría el Clan del Trueno a perder su líder a favor de

otro clan?

Estrella de Fuego la contempló con una mezcla de incredulidad y

admiración.

¿De dónde procedía su valor y la entrega al código guerrero?

Pero lo que más le impresionaba era que la gata se había dado

cuenta que su lealtad no descansaba primero en ese clan, sino en los

compañeros que había dejado atrás, en el bosque.

Agachó la cabeza.

– Yo os he traído hasta aquí- murmuró- Y os llevaré hasta el

final. Entrechocando hocicos con Motea Hojas, se levantó.

La Busqueda de Estrella de FuegoWhere stories live. Discover now