Señorita Sensible

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Llevo en su auto literalmente dos horas, y lo único que puedo ver es la carretera, kilómetros y kilómetros de carretera...

- Pondré algo de música, ¿Si?

- Está bien...

Una suave canción acarició lentamente mis oídos y comencé a mirarlo... Estaba muy sereno y sus ojos seguían rojos...

Tomé mi cadena entre mis manos y él me miró, pero fingí que no me había dado cuenta...

- Hayden... - Susurró.

- ¿Si? - Sonrió. Y su mirada paseo sobre mi unos momentos.

- Conocerte... Fue lo mejor que me ha pasado en la vida.

Y regresó la mirada al camino...

No dije nada, no podía, no sabía que decirle... Así que lo único que hice fue colocar mi mano sobre la suya, en la palanca de cambio de marchas.

Y todo se fue oscureciendo poco a poco... Inclusive su mera presencia, ahora parecía un sueño.

(...)

Abrí mis ojos lentamente, no podía abrirlos bien, el radiante sol me pegaba en toda la cara.

Miré a todos lados y tomé conciencia de que no conocía aquel lugar. Pero, Andy subió al auto antes de que yo armara un desastroso escándalo termonuclear, para nada exagerado.

- Traje el desayuno. - Se quitó las gafas y abrió las bolsas que traía, entregándome un vaso con chocolate caliente.

- ¿Dónde estamos? - Sonrió.

- Lo siento, no pude contener mi impulso. - Estaba emocionado.

- Andy.

- Bienvenida a Malibú. - Dijo con una voz aguda que hizo que riera.

- Dijiste que hablaríamos.

- Y eso es lo que vamos a hacer, por tres o más días, en un lugar en el que somos extraños y solo seremos tu y yo...

- Andrew, por Dios...

- Necesitamos esto Hayden, en serio... Lo necesitamos...

Mi celular vibró en mi bolsillo, y lo miré, número desconocido.

Pero, sé perfectamente de quién es...

Mi madre.

- ¿Qué sucede? - Interrogó Andy, mirándome.

- Yo... - Rechacé la llamada. - Nada, es número desconocido.

- Ah, bueno... Desayunemos...

- Espera... ¿Dijiste tres días... O más? - Formó una línea con sus labios.

- Si.

- Andy, no traemos ropa, ni comida, además, ¿Qué le diré a mi padre? - El muy infeliz, me calló con un beso, beso que no pude rechazar.

- Estaremos bien...

- Andy...

- Ya verás... Ahora come...

Y, como la mayoría de veces, lo obedecí.

(...)

Caminábamos por el centro comercial, muchas mujeres con cuerpos de modelos y bronceados, aunque no creo que sea natural, porque algunas parecen zanahorias, ¿Por qué le harías eso a tu cuerpo?

- Esta tienda parece linda...

- Hay puros vestidos y trajes de baño Andy, y yo... - Abrí bien los ojos, y lo miré, el sonrió. - Andy no, definitivamente no.

Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar. [Andy Biersack y tu] Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora