Señorita Sonrisas

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- ¿Disculpe?. - Levantó una ceja, y me pareció ver, por un par de segundos que Andy sonreía.

- No, nada. - Sonreí. - Cosas mías. - Me di un ligero toque en la cien con el dedo índice y continué. - Soy Hayden Hunter, en lo que pueda ayudarles. - Le ofrecí mi mano y ella la tomó.

- Christina Hayes, y mi prometido...

- ¿Él es mudo?. - La interrumpí.

- No.

- Entonces deje que se presente por su cuenta. - Andy me miró, con la mano sobre la boca.

Chistina... Si las mirada mataran, ya me hubiera asesinado, creo que ni siquiera sabe, o al menos no está consciente de que era yo a la que escucho por teléfono tiempo atrás.

- Andrew Biersack. - Me ofreció su mano y yo la tomé por sobre la mesa.

Mi mundo sufrió un estremecimiento en cuanto nuestras manos se rozaron y al cerrarlas por completo, tuvo un terremoto y una explosión volcánica parecida a la del Monte Vesubio.

 - Bien, me supongo que tienen ya prevista una fecha y un lugar. - Me acomodé en mi asiento, soltándole la mano bruscamente, y me atiborré de agua.

- Si, el Jardín de Diamantes. - El lugar esa simplemente precioso, y era mío, era uno de mis lugares disponibles.

- Bien. - Tecleé en mi computadora. - ¿La fecha?.

- 26 de Diciembre. - Sonrió ella y lo levanté la mirada enseguida, Andy también la miró, parece que acababa de enterarse.

- ¿Enserio?. - Miré a Andy directamente por primera vez en la reunión.

- Si, ¿Tiene algo de malo?.

- Me parece que dos fechas importantes en un día es demasiado.

- ¿Dos fechas?. - Miré a Andy y ella volteó también.

- Es mi cumpleaños. - Se encogió de hombros y ella abrió la boca, como si acabara de darse cuenta.

- Cariño, no lo recordaba. - Se palmeó la frente, de modo leve, y me reí, me miró y me volví a poner seria al instante.

- Disculpe, pero, ¿Cómo es que sabía?.

- Ah. - Estúpida, estúpida Hayden, ah, ya sé. - Para hacer la cita se necesitaba el registro de las personas, ahí leí sus fechas.

- Ah. - Dijo ella, no del todo convencida.

- Bueno, desean asesoramiento completo, o...

- Si, todo, lo queremos todo de su parte, yo la he admirado desde siempre. - Tomó con efusividad mi mano sobre el escritorio y comenzó a cantarme el discurso de cuán hermosa era y cuanto me quería y admiraba.

- Bien, entonces, el vestido de novia lo podemos ver ya, el armario está libre y acaban de llegar diseños nuevos.

- Excelente. - Se puso de pie, totalmente feliz y eufórica. - ¿Qué estamos esperando?.

Los tres desfilamos juntos hacia el salón donde se encontraba el armario.

Me duele el estómago, tengo ganas de echar a correr ahora mismo, pero, no puedo, suspiré mientras caminábamos.

- ... ¿Le parece que me veré linda?. - No había escuchado nada de lo que me dijo.

- Oh, te verás bellísima, te lo aseguro. - Pero, las chicas como ellas son fáciles de convencer, diles que son bellas y ahí queda el asunto.

- ¡Ay!, si. Muchas gracias. - Me abrazó.

Recibí su abrazo y cerré los ojos con fuerza... Para no estrangularla  ahora mismo.

Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar. [Andy Biersack y tu] Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora