Señorita Firme

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Cogiéndome por las caderas, me arrojó a la cama, estaba sobre mi en apenas segundos, no, ni siquiera se molestó, ni se entretuvo en quitarme el vestido, quería poseerme, allí en ese momento, sin importarle nada. Su mano se aferró a uno de mis pechos por debajo de la tela del vestido, su boca se dedicó a torturar mi cuello.

- Te amo Hayden, recuérdame. - Me lo metió. - Recuérdanos. - Me tenía totalmente inmovilizada contra el colchón, con su erección empalándome. - Recuerda cuánto me amas tu también.

Implacable, esa era la única palabra que describía su manera de embestirme. Arremetía una, y otra vez, sin piedad, con fuerza.

- Te amo Hayden. - Busqué con desesperación algo de lo que pudiera sostenerme, las sábanas, las almohadas, la ropa... 

Andy... Él era mi única sostén, y lo había sido durante todos estos años, me agarré con fuerza de sus hombros, clavando mis uñas en su espalda, gimió, y yo enrosqué los dedos de los pies al escuchar aquel sonido parecido a un ronroneo.

- No quiero que vuelvas a dejarme, mi amor. - Me dijo, antes de besar mis labios, tomándome por el cuello, maldita sea, cuanto amo lo posesivo que es en momentos como estos, como si no pudiera soltarme, ni dejar que me aleje ni un sólo centímetro.

Me abracé a él con más fuerza, su pelvis, que iba y venía cada vez más rápido empezó a impactarse contra ese pequeño botón que ahora mismo rogaba más.

Oleadas de placer invadieron mi cuerpo.

- Andy... - Gemí su nombre, sobre sus labios y él abrió su boca, con un gemido ahogado.

Despiadado, se volvió despiadado en ese momento, me tomó por las piernas y empezó a darme duro, más rápido, con más fuerza, grité y gemí desaforada, aceptando todo lo que él tenía que darme.

Se mordió el labio inferior, me taladraba con fuerza, mientras que empezaba a susurrar cosas que apenas lograba entender.

- Te amo... Quédate... Recuérdame... Hayden.

Me aferré a él con toda la fuerza que tenía, sus palabras, sólo hacían que... Dentro de toda la burbuja del amor y el placer...

Simplemente me sintiera en paz.

Feliz.

Realizada...

... Completa.

Salió de mi, poniendo sus manos en mis caderas me dio la vuelta, estaba boca abajo, expuesta ante él.

Se estiró para darme un húmedo beso, gemí en su boca, y le chupé el labio inferior.

- Mierda... - Masculló.

Sus dedos se aferraron con fuerza a mis caderas, llevándome a un paraíso de frenesí y deseo. Aspiró una bocanada de aire, estaba preparándose para hacer que perdiera la conciencia, y lo estaba logrando.

Me sostuvo el cabello y se agachó.

Volteé para mirarlo a los ojos, esos preciosos ojos que controlaban mi cuerpo, mi mente y asaltaban mi memoria cada vez que se les apetecía.

- ¿Me amas?. - Asentí.

Me dio una fuerte nalgada.

- Hayden, ¿Me amas?.

- Te amo, Andy. - Me mordió el hombro y pasó su mano por mi espalda, de arriba a abajo.

- Esa es mi chica. - Me abrió para él, se abrió paso entre los pliegues de mi mojada feminidad y me la metió.

- ¡Andy!. - Grité. 

No hubo respuesta, gemí de forma débil cuando empezó a moverse, no sabía que tanto lo necesitaba, siempre lo he necesitado. Siempre necesitaba más de este hombre.

Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar. [Andy Biersack y tu] Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora