Las complicaciones de enamorarte © |Completa| (editando)

Capítulo 1

Amber.

Luego de desayunar con mi papá como todos los días, escucho la bocina del auto de mi novio, esperándome afuera.

       —Adiós, papá— me acerco a él; me da un dulce beso en la frente como saludo y me encamino hacia la puerta.

     Puedo ver a Nath, estacionado fuera de mi casa.
Así es, el chico más popular de la escuela se fijó en mí. Suena a cliché barato, o como se diga; pero es todo lo contrario.
Él no es rudo, ni yo la típica chica sumisa.

Nathan sí, es popular, y sí, es considerado el chico más lindo del colegio por su gran fama de capitán del equipo de fútbol. Por eso, pensé que nuestra relación, no iba a durar mucho.
Tenía entendido que Nathan era egocéntrico o como lo quieras llamar, pero lo cierto es que no lo es; Es tierno, romántico, y muchas veces hasta tímido.
Su gran popularidad, la gano por jugar bien en el equipo de futbol en el instituto, juro que me sorprendía cada vez que lo iba a ver. Amaba verlo.
A veces no entendía su obsesión, pero creo que es su pequeña pasión, y la respetaba.

    Corro hasta el auto y él está apoyado en la parte delantera.
Cuando llego frente a mi novio, lo saludo con un pequeño beso, o era mi intensión; pero no duro mucho porque empezó a repartir besos por toda mi cara. Me mantenía agarrada por la cintura evitando que me aleje, aunque tampoco es que tenía planeado hacerlo.

     —Hola, nena— dice cuando me logro separar de él.

     —Amor ¿Cómo estás?— digo mientras me abre la puerta del auto.

     —No me quejo— lo golpeo en el brazo jugueteando con él, sabía que me quería molestar— ahora estoy mucho mejor— besa mis labios cortamente.
Arranca el auto luego de que se separa de mí.

Luego de un rato puedo ver cierta cara de preocupación en su rostro, que tan rápido como aparece es remplazado por pequeñas sonrisas falsas.

  —¿Pasó algo?— pregunto preocupada.

—No es nada, amor— le insisto con la mirada y habla.—Un chico se empezó a hacer notar en futbol, parece estar directamente pensando en el puesto de capitán, la verdad me tiene muy nervioso, simplemente es un engreído, no sé que hacer.—despeina su pelo como suele hacerlo cuando se pone furioso o inquieto, pero no le tomo demasiada importancia.

—Nath, tú eres el mejor jugador y nadie te puede remplazar—le digo mientras veo como aparcamos en la entrada del instituto.

—Si, lo sé, pero este chico...— dice mientras trata de buscar las palabras— Está derrumbando todo. Ese equipo es como mi vida, y si ya no soy el capitán, yo solo...— no termina de hablar.

Apaga el auto y nos quedamos en silencio.

—No te estreses, te saldrán arrugas—trato de aligerar el ambiente.

Ríe y me mira con una sonrisa.

—Te amo, porque puedes hacer que sea cual sea la situación, esté feliz— eso de alguna manera hace que mi corazón se infle de felicidad.

—Yo también te amo— respondo con una sonrisa y beso sus labios cortamente.

—Bueno ¿Vamos, señorita?— asiento riéndome por su manera de llamarme y la extraña voz que hizo.