Capítulo 29

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Amber.

Entro de nuevo a la cafetería con la intención de despejarme un poco.

Tomo un café y me siento viendo como falta poco para que empiece mi turno según indica el artefacto frente a mi.

Viajo mi mirada por la escasa gente que hay en el pequeño lugar y me detengo en una familia.

Una pareja y sos dos niños.

Se ven tan felices, tan plenos.

Sin ningún problema y eso me hace sentir de alguna manera incompleta.

La única vez que vi a mi mamá fue el día antes de cumplir mis cuatro años.

Luego fue el día que desapareció.

Era mi fiesta y yo esperaba a todos mis compañeros de la pequeño Kinder Garden al  que asistía, vinieran a mi casa.

Mis amigos no llegaron, pero no solo fueron ellos, si no que mi madre tampoco lo hizo.

Ese sentimiento de vacío y rechazo en mi pecho y el dolor que sentí aquella vez cuando me dijeron que mi madre no vendría, no lo vivi nunca mas, y espero mantenerlo así.

El único regalo que recibí aquel día, fue una carta que torpemente podía leer por mi escasa edad.

De pronto, siento una lagrima escabullirse por mi ojo y la limpio rápidamente.

No llorare, ya no mas.

Miro hacia los costados y me fijo que ya es la hora de que entre.

Puedo ver a Rosa parada en la caja donde atiende a los clientes para cobrarles y se que ella me a visto cuando me sonríe en forma de saludo.

Le sonrío de vuelta, me levanto y conmigo la taza vacía que esta en la mesa.

—Buenos días Rosa— digo amable.

—¿Cómo estas, Amb?— dice sin dejar de sonreír.

—Lo bastante bien para otro dia—pienso mis próximas palabras y hablo—Necesito que hoy, ya sabes, si me podrías adelantar el sueldo, y yo se que trabajo aquí hace muy poco, pero necesito pagar algo super importante

Veo como frunce el ceño y luego me mira compresiva para regalarme una sonrisa.

—Claro, haré lo posible para darte el sueldo después de tu turno de hoy, ¿De acuerdo?—
Asiento.

—Si, si, es genial, muchas gracias— con eso, me doy la vuelta y decido volver a lo que hago todos los días.

[...]

—Y...cerrado— escucho la voz de Oliva mientras pone el cartel que nos regresaba libertad.

Rosa se va para traer el dinero que me va a dar, mientras me deja a solas con ella.

Me permito examinar a la barbie frente a mi. Sin embargo, e conocido bien a Olivia y me e dado cuenta que no es una perra como las demás.

—Hoy te iras a tu escuelita de baile—ríe.

—Si, iré a mi escuelita de baile— ruedo los ojos.

—¿Te vendrá a buscar el buenote de tu amigo, ese tal Alex?— pregunta con sorna.

¿Alex?

—Es Aaron, no Alex.—suspiro—Y no, me iré sola.

—¿No quieres que te lleve?—sonríe.

—¿Tú, quieres llevarme?

—Es de mala educación responder una pregunta con otra— nos miramos serias una a a la otra y luego, explotamos en fuertes carcajadas

Las complicaciones de enamorarte © |Completa| (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora